En este caso pasa algo de ese tipo. Hay, por supuesto, asesinatos, como el título dice. Hay un misterio, y una especie de investigación. Pero el encanto mayor de esta novela, que tiene mucho, es la descripción de la ciudad de Londres en el 1700, o más que descripción una plasmación de ese ambiente que se vuelve sensible a través de los personajes, la relación entre ellos, las cosas que suceden en las calles, en las casas, las tareas, las historias, y hasta en la prosa misma. Es una novela sensacional, cuyas virtudes no tienen que ver con su participación en el extraordinario género policial sino con que es simplemente una buen trabajo, artístico, inspirado, logradísimo.
Además, el objeto libro es perfecto. Además de su bella tapa -habrán notado cuánto acompaña la tapa al proceso de la lectura-, ¡tiene letra grande! Esto es algo que empieza a apreciarse, y a agradecerse, alrededor de los 38 años, digamos, y es importante que una editorial lo tenga en cuenta si quiere vender libros a lectores de todas las edades.
Parece que el personaje principal (o uno de los dos principales) de ésta, Sir John Fielding, juez, ciego, es también el personaje de otras novelas del mismo autor. Espero leerlas pronto.
Pongo también la solapa para más datos (si hacen clic sobre ella van a poder leerla).
Un apunte Alejandro, que puede agregar algo a tu percepción o pequeño análisis de la novela policial: Wittgenstein era un verdadero amante de este género.
ResponderEliminarSin duda, en los mejores relatos policiales suele haber una lógica rigurosa, incluso- o más aún- cuando parece que no la hay.
Saludos.