domingo, febrero 17, 2013
"Filosofía existencial", artículo mio en Ñ sobre la literatura de autoayuda
Pueden leerlo aquí: http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/no-ficcion/Filosofiaexistencial_0_866913312.html
Sí, pusieron mal mi apellido. A cualquiera le puede pasar...
Valeria del Mar
3 nenes chiquitos que son tuyos, tu bandada, tu jardín de cachorros
adorables y demandantes. La poca paciencia mezclada con el amor. Culpa. 14 días
de playa y sol. Sólo uno de apenas lluvia. Ninguna chance para la poesía del
gris y de la lluvia en el escenario de arena y mar.
Sueño cortado por pases de cama, por sueños, por miedo, por recuerdos,
por lecturas que conmueven o transforman.
Trabajo de ir y venir por dunas que exigen las piernas, que entrenan,
trabajo de atender como un sacerdote los ritos de esta trinidad exigente,
insaciable, tierna pero implacable. Trabajo de traer, llevar, de no olvidarse.
De aplacar, absurdamente a los gritos, amorosamente,
de educar sin educación, de formar en el difícil filo de la tolerancia, de ir
viendo cómo, salpicado todo de abrazos que bendicen el encuentro, la unión, la
existencia misma. Emoción imparable de sentir esos cuerpitos hermosos, suaves, necesitados, surgentes.
Ideas.
Sensualidad es percepción del detalle, detenida, morosa, onda expansiva
de los sentidos que se abren percepciones renovadas. Sensualidad, frente a otro
cuerpo o frente al mundo, no es apuro ni tensión, es abandono en lo que
aparece, selección inmediata de un camino en la abundancia, aceptación de sí
mismo y de lo dado.
Mucho con poco, no necesitar gran despliegue ni consideraciones,
captación de la riqueza inmediata de todo.
Que estos chiquitos son hombres explotando, que estos momentos son
chispazos, que se pierden, que llenan y después dejan paso a quien sabe qué,
que así debe ser. Que la tentación de la nostalgia del presente es al mismo tiempo una trampa y una conciencia reveladora, que hay que tenerla y que hay que tener cuidado con ella.
Que esperás hacerlo bien, que no pase nada feo, que no podés vivir
temiendo, que no es sano ni justo. Que las cosas salen bien, si uno las deja salir.
Recuerdos de cómo fue en el pasado, cuando el nene era uno, que era
todo distinto. No había padres amantes sino pareja deshecha, que no aceptaba no
serlo. Que había otras cosas en mente. Amor, sí, hacia el nene, pero amor que
no se abría en tantos frentes. Amor que pudo unas cuantas cosas, que se agradece y se siente en las posibilidades propias, pero cuyos límites se lamentaron y se lamentan.
También saber que el no poder fue de uno, cuando ya más grandes siguió por su lado tal vez más de lo que hubiera sido lindo seguir, pero ya
está. Era necesario, era urgente, era imprescindible incluso para que haya años después la cercanía de los sentimientos aunque ya no de las presencias.
La pregunta, en otro plano, acerca de por qué esta vez parece que sí,
que puedo, como pude cada vez más desde hace tanto. Que tengo una tranquilidad
nueva, una paz segura y excitante, de dueño de mí, de paso firme, de idea
segura.
La seguridad es una posición lograda, no cerrazón sino punto de
partida. Poder superar estados de duda o de eterna problematicidad incierta. Ya no mirarse más de lo que mirarse conviene, avanzar en ver por sí mismo y no ser ya visto. Ser
un asesino serial de contratiempos, decidido anulador de contrariedades o problemas. Superador
permanente. Tener recursos, modos, ideas, palabras, para poder en cada frente
aportar un paso justo. Nada excesivo, nada deslumbrante, seguridad de ser y
poder. Poder sentir la excitación desafiante de un desarrollo que crecerá quien sabe hasta dónde.
Un fondo de tristeza por muertes importantes, que nunca dejarán de
serlo, padres, amigo, amigos. Hago el recuento, la lista de mis muertos, y son muchos.
No fueron idos por la injusticia ni por ninguna fuerza denunciable, hay que
bancar, es la vida, la misma que nos puso y que nos saca.
Ese fondo de no estar, esas compañías que ya no son tales, abrieron
mundos y tengo yo que continuarlos, por la mia, para mi y para los mios. No hay
esfuerzo, hay deseo, hay mucho por ver y por hacer, disfrutable. No se sale de
la herida desecho sino duro y abierto, duro y sensible. Los instrumentos
refinados no tienen por qué ser frágiles, no lo son, para generar tanta
sensibilidad es necesaria mucha fuerza. El caído padece pero no siente, se
siente al levantarse y seguir pudiendo. O al poder más que antes, más que
nunca, quizá precisamente porque es tanto lo perdido que pone luz en lo
existente, que se hace ganado, y seguirá creciendo hasta que se pueda. Nada te rescata del todo, pero tampoco hay ya esa necesidad de ser rescatado. Al menos no tan marcada.
(Texto para mi mismo, impúdicamente publicado, y parido con ayuda de
Jaroslav Seifert, “Toda la belleza del mundo”, bajado en http://ebiblioteca.org/?/autor/9967).
martes, febrero 12, 2013
Motivación, innovación, entusiasmo, inseguridades...
Estas preguntas y respuestas son parte de una presentación que estoy preparando para empresas. Ideas breves y básicas...
¿Qué es la motivación?
Motivarse es encontrar los enfoques que
estimulan la acción, esas ideas o perspectivas que revelan nuestras posibilidades
de una manera excitante. Motivarse es salir del sueño quieto de la queja y la
victimización y asumir el rol de protagonista de la aventura personal.
¿Cómo sentir entusiasmo cotidiano?
El entusiasmo no puede fingirse ni crearse
voluntariamente. Es necesario desplegar las fuerza del deseo, encontrar y
valorar el querer que desde nosotros pide realidad y hace mundo. Mantener
encendida la fuerza del entusiasmo en la vida diaria tiene que ver con situarse
en la vida de una cierta manera, reconociendo el potencial y aceptando sus
desafíos.
¿Qué es la positividad inteligente?
Es una positividad que no necesita negar el mal, una
positividad no ingenua ni voluntarista, que sabe que el fondo mismo de la
existencia es, aunque exigente y muchas veces duro, plástico, creativo, poderoso,
exuberante, y que la positividad es la clave para el crecimiento y el
desarrollo de todo proyecto, personal o productivo.
¿Por qué somos inseguros, a veces?
Porque cada uno de nosotros es el campo de batalla
en dónde se enfrentan las fuerzas del temor y la osadía, porque queremos y
osamos mientras que al mismo tiempo frenamos y nos volvemos conservadores.
Somos inseguros porque es inevitable vivir el proceso paulatino y costoso de la
formación de las seguridades que nos hacen avanzar. Nadie se salva de esta
dinámica, pero podemos entenderla y hacerle más espacio a la plenitud.
¿Se puede crecer en un entorno cargado de incertidumbre?
Por supuesto. Todo entorno es, por definición,
incierto. Es con la incertidumbre que todo desarrollo debe necesariamente
enfrentarse. Tendemos a creer que la nuestra, argentina y actual, es una
posición extremadamente exigente, olvidando que esas son las cordenadas de toda
situación humana y perdiendo de vista que si bien tenemos que enfrentar
dificultades reales, estas no son del orden de lo paralizante ni son objetivamente
extremas.
¿Cómo lograr confianza?
La confianza tiene que ver con la posición
existencial, con como cada uno de nosotros logra experimentar el inevitable
choque entre su deseo y su realidad. No se logra exigiendo perfección a una
realidad que es por definición incierta y móvil, sino aceptando que todo logro
es el resultado de un proceso que está a cargo nuestro y pudiendo vivir ese
crecimiento paulatino con una actitud tolerante y positiva.
¿Puede una idea hacer un clic revelador?
Sin duda, hay ideas que permiten comprender una
situación y la hacen más abordable. Hay ideas que nos hacen crear movimientos
que antes no éramos capaces de producir, o advertir posibilidades que no
advertíamos. Ese es el rol del
pensamiento, producir una utilidad estratégica que nos vuelva más fuertes. Las
ideas orientan, ordenan, estimulan, nos ayudan a ser todo lo que queremos y
podemos ser.
¿Cómo es que la positividad aumenta el desempeño?
Según los estudiosos del campo de la psicología
positiva, el optimismo o la personalidad positiva hace que conectemos con las
posibilidades de la realidad y que nos creamos capaces de desarrollarlas. El
pensamiento crítico hace hincapié en lo que NO se puede, en lo que NO está
bien, en lo que NO sirve. La positividad nos sumerge en la plasticidad propia de
la realidad y nos coloca en la posición activa del que puede intervenir en la
realidad dando forma. Los experimentos prueban que la positividad y el
optimismo mejora el rendiento personal y de los equipos de trabajo.
¿Cómo puedo volverme más innovador?
Abandonando
la trampa de la negatividad y su falsa propuesta de inteligencia, respirando
más profundamente, conectando con nuestro querer y con la osadía que llevamos
dentro, desplegando nuestra curiosidad y nuestras ganas de vivir. No son
movimientos imposibles, aunque requieren una cierta puesta en juego del deseo
personal, una asunción de nuestro inevitable lugar de protagonistas en la
aventura que nos toca como personas en el mundo.
La foto me la cedió mi primo y amigo Matías Camisani, y es de sus abundantes capturas en la India...
"Luis", artículo que publiqué en "La Voz" sobre Luis Alberto Spinetta
Este es el artículo:
Ya pasó un año, pero para mi es como si
hubiera pasado ayer. El dolor que siento no tiene tanto que ver con el Spinetta
genial, artista único, superior, sino con Luis, mi amigo, al que no me resigno
a haber perdido. Y siento que es un deber, que todavía no pude cumplir el de
contar a quienes no lo trataron personalmente cómo era en su intimidad esa
persona tan admirada y querida por tantos.
Nos conocimos en el 84, gracias a Leo
Sujatovich, que había sido compañero mio en el secundario, y que cuando volví
de Venezuela, donde yo vivía, a pasar dos semanas en Buenos Aires, era el
tecladista de Jade. Yo era el típico spinettiano, adorador de sus discos,
acechador de sus fotos. Para mi Spinetta era sagrado. Le dije a Leo que quería
verlos en vivo. Leo me dijo que iban a tocar en Mar del Plata y me sacó pasaje
en el micro en el que viajaba el grupo. Esa misma noche, en la que yo tenía el
corazón atragantado por estar en presencia de mi dios, Spinetta empezó a ser
Luis y me hice amigo suyo. Bueno, nadie se hace amigo en una noche, pero ¿cómo
decir entonces que nos quedamos hablando cuando ya todos se habían dormido, que
empezamos en ese micro un diálogo que duró 28 años? Yo hablaba de Bataille y
Luis de Fulcanelli, yo era estudiante de la carrera de Filosofía, y él un
pensador natural. No dormimos. Parece una historia de amor, o fue una historia
de amor, aunque éramos los dos varones y heterosexuales. Yo volvía a tener
conciencia clara de con quien estaba hablando cuando pasaba un auto en sentido
contrario y ese breve período de luz interrumpía la osucridad del micro para mostrarme la visión increíble de ese rostro
que me sabía de memoria. Porque además, Luis era hermoso, lo sabemos todos, y
tenía una gracia única, un don de ser, algo inigualable.
¿Qué puedo contar en tan poco espacio? Que
quien lo creyera un lánguido poeta, basándose en sus letras y canciones, se
hubiera sorprendido de saber que era el payaso que fue, un humorista, que
quemaba pedos con un encendedor, que hacía personajes de todo tipo, insólitos,
que tenía una gran inteligencia para captar al mundo, que lo veía de otra
forma, que tenía una enorme curiosidad, que era un gran cocinero, que era muy
tradicional, convencional, machista, posesivo y celoso, que a veces se ahogaba
en problemas que los normales solucionamos fácilmente, que era una persona
afectuosa, que moría y mataba por sus hijos, que podía también ser un demonio
paranoico, que padecía enojos incontrolables, que no paraba nunca de hacer
canciones nuevas, siempre hermosas aunque los últimos años demasiado tristes
para mi gusto, que no tenía sus discos ni necesitaba grandes equipos de sonido
para escuchar música, que podía componer un super tema en una guitarrita
cualquiera, que cantaba en la cocina como en sus mejores grabaciones, que
escuchaba el disco con el que estaba copado en ese momento mil millones de
veces, que los últimos años estaba un poco fóbico y no le gustaba salir (pero
cuando yo lo conocí íbamos a todas partes), que no tenía gran comprensión de
las cosas políticas pero hacia suyo todo dolor, social o personal, que era loco
por los autos y hubiera querido trabajar diseñándolos, que era un dibujante
genial y hacía unos prototipos avanzadísimos, que era capaz de asfixiarse en
días de calor antes de abrir la ventana del jardín para que no entraran los
bichos, que tenía facilidad para tratar con los chicos (tal vez porque tenía
algo de nene desprotegido, que nos hacia a todos querer cuidarlo), que su
personalidad contenía una rarísima mezcla de rasgos egoistas con otros de total
generosidad, que era de esas personas que se hacen querer de una manera
entrañable, amigo de sus amigos, muchos de ellos personas comunes, es decir, no
artistas ni especialmente talentosos, que se te metía adentro y se volvía parte
de vos, que todo lo que los amantes de su música reciben al escucharlo es sólo
la parte pública de una personalidad especial, irrepetible, y que la falta de
consuelo que sentimos quienes fuimos sus amigos y familiares, tiene que ver con
esa vida personal gigantesca, que dejó un vacío que no se llena con nada.
(La foto que ilustra este post es una entre varias que le saqué un día que me pidió que le hiciera fotos con una vieja cámara rusa que yo tenía y salimos por ahí a dar vueltas. No salieron muchas buenas, pero esta es graciosa).
Este es el link a "La Voz":
http://vos.lavoz.com.ar/pop/rock/luis