
Link: el Power del Lama
Link: el Blog de Seth Godin
Link: Fragmentos de un evangelio apócrifo, de Jorge Luis Borges
Link: Nietzsche en castellano
La imagen que ilustra este comentario ensalada fue provista por Raquel Barbieri, a quien agradezco...
Reflexiones a propósito de la película "El código Da Vinci" y de la polémica en torno a ella suscitada, elaboradas para Hora Clave de ayer:
Es una película que salva al Vaticano y al cristianismo de toda sospecha, a lo sumo esboza la idea de que hay un elemento femenino descuidado que podría ser reconsiderado. No se entiende la molestia de tanto religioso abochornado.
Es una película que sirve a la actualización del cristianismo. La iglesia tendría que estar agradecida por este libro y esta película que la acerca a la gente.
Lo que pasa es que la jerarquía eclesiástica no quiere acercarse a sus fieles, prefieren encerrarse en doctrinas fuera de época.
¿Qué importa Jesús en el fondo? ¿El cristianismo no trata de valores? ¿Desde cuando el mito es más importante que la vida?
El protagonista permanece casto, cuando podría haber consumado un encuentro pagano con la supuesta hija de cristo… Esa solución es recatada y poco frecuente.
¿Por qué tanto espamento por una película? Cuanto les cuesta la libertad…
Sí, es una variación de la historia real, construida con algunos datos reales y otros ficticios y algunos otros dudosos, ¿no se conoce esa variedad de ficción que juega con aspectos de la realidad pasada? Lo que pasa es que la cristiandad que se enoja no entiende que la disciplina de otro tiempo ya no existe más. Ahora la gente es cristiana si quiere y a su manera.
No es que los ateos no creamos en nada, es que la creencia no es la estructura de nuestro sistema de sentido. No necesitamos creer, estamos firmemente instalados en la vida de otra manera, de una manera que los creyentes no pueden entender. Más respeto. Existe la diferencia.
Creer en la nada es lo que suponen los creyentes que ocurre en la psicología de un ateo, pero eso es algo que les pasa a ellos, que sienten que sin Dios no hay sostén para la vida. Los ateos sentimos que la vida va mucho más allá que la idea precaria de un dios creador, que el misterio es más profundo, y la vida maravillosa de una manera que un creyente no puede entender.
¿Dónde está el amor que Jesús pregonó si no se tolera nada?
En la evolución no se cree. Es algo que se sabe cuando uno deja de creer.
Esos análisis que pretenden que desde hace poco ocurre lo que pasó siempre, y que encuentran en la falsa novedad la prueba de la pérdida de los valores, son un lugar común y generalmente expresan una mirada bastante ignorante. Variaciones de la Biblia hay desde siempre, evangelios apócrifos y películas sobre temas sagrados existen desde hace mucho tiempo.
Ilustro este comentario con unos bocetos de Leonardo.
Es difícil, al pensar, no tratar el tema del pensamiento. ¿Qué hace uno cuando piensa? ¿El pensamiento soy yo, yo soy el pensamiento? ¿Puede el pensamiento potenciarse hasta que sea un poder, una facultad, como la de un súper héroe? ¿Por qué siento que el bebop o el hard bop representa el movimiento de mi pensamiento?
La filosofía no alcanza a plantear el tema en el registro en el que creo que hay que plantearlo. Los problemas de la filosofía en relación con el pensamiento apuestan por la racionalidad absoluta y libre, como si el conocimiento fuera una facultad de Dios, como si la conciencia fuera dueña y no empleada. Al ver un poco más allá, porque la evolución de nuestro conocimiento, paradógicamente, nos lleva a ver los límites de la conciencia y de la empresa del conocimiento, -Nietsche y Freud mediante- nos damos cuenta de que los problemas del pensamiento están mejor captados por la psicología, y en especial por sus ramas psicoanalíticas.
O que el pensamiento se comprende al ejercerlo y que su funcionamiento es más el de un juego (una diversión, un disfrute, una exhuberancia) que un avance lógico.
La imagen de una locomotora es una linda representación del pensamiento: poderosa, direccionada, capaz de arrastrar grandes contingentes humanos. Pero tal vez sea una representación antigua. ¿O es más bien básica?
Estoy un poco perdido por el título: ¿acaso el lenguaje está amenazado? El lenguaje le importa a todo el mundo, con la diversidad de formas que el interés puede manifestar. A todos los que nos comunicamos con palabras -es decir a todos- el lenguaje nos importa.
Es cierto que hay gente que puede sentir que el lenguaje está amenazado, asi como desde una perspectiva temerosa y conservadora se puede sentir (o se quiere y adora sentir) que todo está en riesgo, que la vida misma está en peligro o en decadencia.
Esa perspectiva abunda en el pensamiento intelectual y en el pensamiento convencional de la sociedad y no lo comparto.