
Primero: los libros están para servirle a uno, no uno a los libros. Segundo: no hay libros objetivamente importantes, los libros valen lo que vale nuestro deseo de leerlos. No hay por qué leer algo que no tenemos ganas, por más "importante" que parezca ser. Tercero: no hay que leer, ni terminar de leer, ningún libro cuya lectura no se sostenga en el deseo personal. Si es un plomo, o simplemente no nos interesa mucho en ese momento porque tenemos ganas de otra cosa hay que dejarlo por la mitad sin ninguna culpa. En resumen: somos los dueños de la pelota, los que tenemos las riendas, los jefes. Estoy seguro de que mucha gente deja de leer por sentirse en falta a causa de este tipo de problemas.
No hay que leerlo TODO. No hay que leer lo que uno no tiene ganas de leer. El juego es encontrar UN libro y dedicarse a disfrutarlo. Después, otro. De a poco.
Ni siquiera hay por qué leer si uno no tiene ganas.
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