Markear / El marketing de Arcor, por Guillermo Storni

Cuando Guillermo Storni me regaló su libro pensé que debía ser un texto para entendidos o para quien se dedica al tema. Para mi sorpresa el libro me dejó entrar y me enseñó (me está enseñando, porque no lo terminé) un montón de cosas. Además está bien escrito, como si el autor fuera un escritor, se ve que hay gente inteligente por todos lados. Y en lados no intelectuales tal vez más, hasta podríamos decir, con cierto cinismo respecto de las preocupaciones habituales de los representantes de la cultura.

Me interesa mucho conocer modos de trabajo tendientes a la producción, que requieren organizaciones sofisticadas y enormes, y cómo se piensa desde esas estructuras al mercado, al consumidor, la otra cara de los productos que uno consume libremente.

Es también como seguir la historia argentina pero desde otra perspectiva, la del que tiene que enfrentar y resolver el desafío exigente de la producción concreta. Cada vez me convenzo más de que la oposición que nuestro sentido común ilustrado siente frente a las empresas es un rasgo de falta de inteligencia. Las empresas: gente que hace las cosas que todos usamos, los productores, los que trabajan e inventan, los que se arriesgan. Y sí: a veces, los que ganan plata. ¿Está mal eso? Identificar empresa con negociado es una distorsión de la imagen. A veces pasa, más de las que querríamos, pero no es la norma ni la clave de su acción.