
En arte, en música, hay épocas de descubrimiento (Beatles, Hendrix, Mahavishnu, Police) y épocas de maestría.
Pensarlo de esta forma es una manera de no quedar empantanados en la admiración de las insurgencias y tambíen una manera de concebir cual es el trabajo para esos otros momentos sin ruptura. La ruptura no se elige, se produce, y no es necesariamente más meritoria que la maestría.
Son artes distintos, esmeros distintos, resultados de otro orden que tienen que ver con los momentos mayores en los que a un artista le toca vivir. Claro que cada momento convoca a ciertas sensibilidades, o les da forma de otro modo.
En los momentos de ruptura hay más espacio para individuos pasionales y autodestructivos, en los de maestría se requiere mayor constancia y esmero. En la ruptura se aprovecha la tendencia al desborde, en la maestría la capacidad de amor.
Hay incluso miradas que terminarán valorando la ruptura por su valor de choque, y por su producción de víctimas, sin por eso captar el sentido o el valor de la obra. Y hay, en extremo, personas que de tan amantes o buscadoras de la ruptura, darán lugar a rupturas sin obra, meras insurgencias desangeladas y poco artísticas, que otros disruptivos valorarán como signos de lucha, de lucha vacía e impotente que no se sabrá nunca muy bien contra qué reaccionan.
Y si, también habrá esmerados que buscan una maestría vacía, sosa, expresando en realidad una especie de obsesividad controladora de una forma sin vida. Ruptura o maestría son opciones para describir momentos artísticos, y también criterios para leer intenciones artísticas en cualquier momento.
Ilustración: increíble foto de la Mahavishnu descansando!