Una colaboradora de la Revista de La Nación me manda algunas preguntas porque está preparando una nota sobre "la filosofìa y la tendencia actual de acercarla a un público más masivo". Aquí están sus preguntas y mis respuestas:
¿A partir de la experiencia de sus talleres y su sitio de Internet por qué la gente se acerca a la filosofía?
No creo que la gente busque “filosofía”, lo que creo es que se busca “pensamiento” y a veces la filosofía ofrece algún tipo de pensamiento que otros enfoques no ofrecen. Las cuestiones de sentido más amplias, las interpretaciones de conocimiento más abarcativas, las cuestiones también más precisas y concretas y minuciosas se ubican en el campo de un pensamiento fluctuante, libre, movedizo, indeterminado al que suele llamarse filosofía. Pero no buscan nombres de filósofos o tradición, buscan entender, crecer, poder, desarrollarse como personas que están en un mundo complejo e interesante.
¿Cree la tendencia que se registra en los últimos años de filósofos que tratan de acercar la filosofía a un público general, de talleres de “filosofía práctica” y sitios sobre el tema están dando cuenta de una necesidad en la sociedad? ¿A qué lo atribuye? ¿Cree es una moda o indica algo más?
Siempre existe la tendencia –un poco corta mentalmente- de considerar “moda” a los fenómenos más vitales cuya insurgencia sorprende. Creo que hay mucha necesidad de pensar y comprender, porque el pensamiento evoluciona y no adscribe ya más a la sencillez de la religión. En una sociedad interesante y compleja es lo más lógico que muchas personas quieran pensar y quieran hacerlo sofisticadamente. Siempre ha pasado, de alguna manera, y en épocas fuertes, de profundas novedades es posible que pase más.
Además de filósofo, usted también es escritor, incursiona en los medios y opina sobre temas de actualidad. ¿Por qué cree que la filosofía en los últimos años se posiciona como un punto de vista a consultar, sumándose a la opinión de sociólogos psicólogos, para interpretar la realidad social e individual?
Hay necesidad de una mirada de pensamiento libre e integradora. Cuando la filosofía funciona bien es eso lo que provee.
¿Cuál cree que es el rol del filósofo en las sociedades de hoy?
No creo que sea importante concebir un rol específico para el filósofo, las sociedades no se organizan tan premeditadamente. Creo que algunos filósofos, así como opinadores y comentadores libres con capacidad de pensamiento, se vuelven figuras interesantes porque ayudan a interpretar el movimiento de la vida y la sociedad que por lo general es difícil de ver. Los pensadores que aceptan el desafío de decir lo nuevo, o de integrar los hechos puntuales en esquemas de sentido, provengan de la filosofía o de dónde sea, encuentran lógicamente un público interesado en conocer esas visiones.
Filósofos contemporáneos orientados a la divulgación o de lo que podría llamarse “filosofía aplicada” a la vida hay muchos (Comte-Sponville, Marinoff, Saint Drome el propio Savater). Son criticados a menudo por sectores vinculados con la Academia que le endilgan falta de rigurosidad o extrema simplificación. ¿Qué opina de estos cuestionamientos? ¿Todos podemos hacer filosofía? ¿Se puede hacer filosofía sin rigurosidad o saberes previos? ¿Cuáles son las posibilidades de acercar la filosofía a la vida de las personas sin caer en esto?
La academia filósofica representa la burocracia en el mundo del pensamiento. Mucha pretensión y ningún resultado. Es un espacio de culto y de respeto, pero no hay casi pensamiento en él. Es coherente que desprecien la vida de un pensamiento que le busca la vuelta a las cosas, intentando acercarse a las experiencias que los seres reales debemos vivir y entender. Para pensar en serio (creo que la palabra filosofía no es tan importante) no sólo no es necesario ser riguroso en el sentido académico: hay que haber superado la prueba que significa creer que ese rigor (mortis) es valioso. Lo que la academia llama rigor es el abrazo de la muerte, el signo de que la vida ha quedado afuera de las ideas. No hay por qué acercar a la gente a la filosofía, tampoco, como un objetivo general: el que quiera pensar que piense, y probablemente si quiere pensar de verdad –poniéndose en juego al hacerlo, planteando cosas nuevas y que le resulten de interés, acercándose a la realidad compleja en vez de mirarla con escepticismo- no se va a acercar a la filosofía tradicional. La filosofía no es la finalidad del pensamiento, la finalidad es la vida, el mundo, y el logro de un ser que quiere vivir y para eso se sirve de la comprensión de esa complejidad.
¿Cuál cree que es la relación entre este acercamiento a la filosofía y el boom de los libros de autoayuda?
Creo que en ambos casos se trata de vías legítimas de búsqueda de meter pensamiento en la vida real. La literatura de autoayuda goza de un desprestigio inmenso en la clase intelectual, en esa clase que cultiva la oscuridad como una virtud, y que cree que la descripción de los supuestos desastres culturales o históricos es lo más meritorio que un pensamiento puede desarrollar. En la AA hay voluntad de vida, seres que quieren vivir sus vidas lo más intensamente posible. Sí, tiene limitaciones, pero estas son menores que las de la literatura filosófica académica. Y según mi parecer, si uno quiere avanzar realmente en la comprensión del mundo, lo que es más productivo es hacer una buena terapia y no eludir las cuestiones buscando una solución “racional” por la vía de la filosofía práctica.