Pandolfini
En un artículo de la revista Fast Company, un maestro de ajedrecistas llamado Pandolfini, hace una lista de las formas de pensar que determinan el éxito de un jugador. La revista las ofrece porque las considera actitudes valiosas en el campo de los negocios, y creo que tienen sentido en términos generales. Está en inglés, en All The Right Moves.
La revista, para quienes no la conocen, es una constante fuente de literatura estimulante.
1 comentario:
Pensaba postear algo de esto en mi propio blog, pero aquí ya hay mas "cantidad de movimiento" sobre el tema, asi que ahí va.
El artículo que sigue es de Roberto Perfumo y fue publicado en el diario Olé después del empate de San Lorenzo e Independiente.
Yo le encuentro fuertes lazos con algunas de las ideas que se proponen en este blog sobre "lo que hay que tener" para mover el deseo hacia lo que se desea y realizarse.
"Cada vez que expulsan a uno y se produce la diferencia numérica, hay una lección de Psiquiatría. Son los miedos básicos del fútbol, el miedo a ganar y el miedo a perder. Los dos están permanentemente en la cabeza del jugador y del técnico, también en la del hincha y el dirigente. En el fondo son lo mismo y afectan de la misma manera si no son vencidos.
Ejemplos del miedo a ganar vemos a cada rato: hay cientos de clubes que cumplen 100 años y sólo cinco son grandes. El miedo a ganar es el miedo a ser grande, individual y colectivamente. Es común escuchar a jugadores y técnicos tratando de sacarse presión. "No somos favoritos, ellos están obligados porque son locales". El tema es pasarle la responsabilidad al otro. Es el susto por verse arriba en la tabla, no bancarse la grandeza. La frase de Mostaza Merlo: "Ahora me enojé, vamos a ser campeones" cuando parecía que Racing se caía, fue lo que hizo campeón a la Academia. Es la antítesis de lo que escuchamos todo el tiempo. El síntoma, lo sentí mil veces, es querer lograr el objetivo (ganar) sin hacer el recorrido (jugar el partido). Sale todo mal.
El miedo a perder es no intentarlo. Es pensar más en lo que se pierde si perdés que en lo que se gana si ganás. El "no puedo" hace que Boca pierda un partido por año en la Bombonera. El síntoma del miedo a perder es ponerse en víctima: algo o alguien tiene la culpa de que yo me cagué todo y de que soy un perdedor.
En el psicodrama que vimos en la cancha de San Lorenzo, los dos salieron a no perder. El Rojo ganaba por un gol y el Cuervo queda con uno menos. Los de Falcioni salen al segundo tiempo con la máxima de favorito, primera mochila. A los 14 quedan con dos más, otra mochila ahora impresionante. Aparecen el miedo a ganar y la parálisis. El único deseo de los jugadores era que el partido terminara, en lugar de jugarlo y seguir haciéndole goles al indefenso rival. Lo explican las palabras de Julito: "Reaccionamos en el diez contra nueve". Ya cargaba sólo con una mochila, un solo hombre de más. Y casi lo gana al sacarse ese peso.
Cuando un equipo queda con uno menos se libera automáticamente del miedo a perder. Sin esa traba, el efecto es placentero, es no tener que pensar en la consecuencia. Sin esa mochila, vamos todos a buscar el resultado. Corremos y no nos cansamos, estamos más atentos por la carencia, somos solidarios. De entrada, con miedo a perder y no arriesgábamos; ahora sí, total...
Y generalmente sale, porque aparecen el orgullo, la épica de los héroes, y no hay nada que motive más, porque la guita eso no lo puede comprar. Lo del Ciclón fue eso. Y no porque el Rojo arrugó. Los de Alfaro se encontraron, por la circunstancia, sin el miedo a perder, y los de Falcioni no pudieron superar el miedo a ganar. Quizá juegan otro día y pasa al revés. Porque el miedo a ganar o a perder siempre están. Aunque no los veamos."
Roberto Perfumo. Diario Olé del 23 de agosto de 2005.
Y en el puesto de diario de una estación de tren escuché a un hincha de Independiete reconocer que cuando en el clásico que terminaron ganando 4 a 0 a Racing, se había asustado cuando echaron a uno de Racing "porque cuando les echás a uno, no sabés como cooren y se agrandan". Y si no me equivoco, a esa altura ya iban ganando.
El artículo de Fast Company hace referencia al match interminable entre Karpov y Kasparov, el primero entre ellos por el título.
Recuerdo las crónicas de La Nación de la época y se habían vuelto casi espeluznantes. Al comienzo Kasparov le quiso pasar con una aplanadora, pero Anatoly aprovechó cada mínima ventaja de ese torbellino para sacar diferencia tras diferencia. Hasta que Kasparov guardó la aplanadora, bajó sus revoluciones pero le jugaba cada partida con su vida.
Si no me falla la memoria, metieron mano y suspendieron ese match maratónico para empezar uno nuevo con diferentes reglas, estableciendo un máximo de 12 partidas. Con empate, Karpov seguía siendo campeón. Pero Kasparov lo derrotó.
Y respecto a la entrevista a Bruce Pandolfini, encuetro estos ejemplos relacionado con las inteligencias a poner en juego para "alcanzar el éxito/realizarse": la de poder "leer" a los demás y la de entenderse a si mismo, en conjunción con determinación y disciplina.
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