Bragagnolo, Blumberg, Alterini y Castells: Conclusiones de Hora Clave del 23 de Abril
Hemos examinado tres tipos de violencia, que nos son familiares:
Padres con hijos muertos por violencias que podrían ser evitadas,
un rector casi electo que no puede terminar de ser elegido por una violencia que no acepta relativizarse ni acepta que el tiempo ha pasado (una violencia además, selectiva, que es severísima con sus enemigos pero se permite todo a sí misma), una violencia que se complace en presentarse como justiciera pero resulta más bien fascista.
un resistente a tiempo completo que amparado en una retórica popular corre el riesgo de tener una influencia conservadora y reaccionaria en una sociedad que le busca la vuelta al crecimiento.
La violencia más grave es la primera. En el caso de Bragagnolo y Blumberg se trata de un problema actual y de la búsqueda de un efecto positivo. Desde el dolor hay una convocatoria a la sociedad a tomar en serio un problema agudo, a dejar de desconocerlo o de votar a gobernantes (o partidos) que no hacen lo suficiente para solucionarlo o que agravan esos problemas. ¿No hacen lo suficiente por impericia o por falta de interés? ¿Por una combinación de ambas? Bragagnolo y Blumberg apelan al ciudadano común, que debe dejar de ser un quejoso pasivo e involucrarse en caminos activos.
En el caso de la UBA hay un grado de fanatismo en el reclamo que parece participar del mal que se denuncia. En todo caso, hay que recordar que la democracia tiene ese defecto, que la mayoría decide, aunque a muchos pueda parecernos a veces que decide mal. El fervor estudiantil tiene también su lado valioso, pero lo veo mal encaminado, seleccionando de entre los problemas actuales los que les permitan posiciones más cómodas, pseudo heroicas e inútiles. Y la gran pregunta, faltante: ¿por qué el actual rector no garantiza que la elección pueda realizarse? ¿No es capaz de encauzar el tema, no es lo suficientemente rector?
En el caso de Castells hay un hombre que adopta una apariencia de luchador social intachable pero que enfatiza un escenario de oposición y desencuentros. Se lo ve un hombre más tranquilo que el presidente, pero vende productos de enfrentamiento justiciero aun donde deberían aplicarse otras perspectivas. No es cierto que el país no funcione bien porque personas malas hacen cosas dañinas. Sin negar que las haya, hay que entender que el país no funciona bien porque no tenemos las capacidades de gestión, de inventiva, de solución de problemas, de diseño de políticas, que harían falta. Muchos de estos conflictos alentados ideológicamente hacen más daño que otra cosa.
Castells representa muchas necesidades reales de la pobreza, pero de una forma que ni los pobres mismos encuentran valiosa, como lo demuestra el escaso apoyo electoral que obtuvo en las elecciones del 2005 y los resultados de las encuestas: link artículo de La Nación.
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