martes, septiembre 04, 2012

Teoría de la escritura


Este es un fragmento de una "Teoría de la escritura" que incluí en mi libro "Conciencia Rockera":

No importa qué escribo, importa que escriba. La escritura es una búsqueda constante, de un tono, del desarrollo de la propia mirada, de ideas, de nuevas perspectivas de las cosas que pasan, de aclaraciones y de problemas. Una práctica constante con la que me esfuerzo por expresar lo que se envuelve en nebulosas, las formas del caos. Un trabajo, una militancia, un sacerdocio, un esfuerzo, un placer, un desarrollo con el cual hay que convivir y al que hay que abordar de distintas maneras.
Tengo la certeza de que las dificultades que presenta la escritura se resuelven en la abundancia del ejercicio de la escritura. ¿Abundancia? ¿No se trata más bien de escribir en el momento justo, de aceptar ese "a veces" que señala la necesidad del texto a través de las ganas de escribirlo? Creo más bien que en ese esforzarse a sí mismo al ejercicio de la escritura hay una ganancia, que en ella se propone un medio para la elaboración y que su aceptación decidida y abundante, más allá de las ganas, es parte importante de esa elaboración.
El punto de la escritura se logra cuando los problemas, lo incierto, lo turbio del pensamiento y de la experiencia aceptan volverse parte de esa fluidez relativizadora y movilizarse en la escritura en vez de paralizarse en el temor de todo.
Las ideas aparecen tangencialmente. Muchas veces un texto que discurre sobre una cosa se precipita en otra y allí aparece la idea, una imagen que relaciona de manera certera varias cosas, que se ofrece como solución de una tensión o se muestra como perspectiva de mucho interés.
No digo que sea necesario llegar a la escritura automática, pero sí tratar de entregarse al movimiento. Saber que la escritura es un proceso paulatino y no dejar de intentarlo. Incluir todas esas cosas aparentemente secundarias de la existencia, detalles.
La escritura es un duelo de uno consigo mismo, una experiencia de autorreciclamiento. Cualquier arte sirve para esto. Los productos que arrojan, las obras, son secundarios. Lo más importante es este proceso interno, que funciona por la mediación de las obras.
Si ponemos el acento en ellas, el juego se paraliza.
La imagen es de Anselm Reyle.

Link: "Conciencia rockera" en Bienvenidos a mí

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