viernes, septiembre 09, 2005

Fragmento del prólogo del "Ecce Homo", de Nietzsche


El martes pasado, en la primera clase del curso que estoy dando sobre el libro "Ecce Homo" de Nietzsche, trabajamos algunos fragmentos de su prólogo, entre los cuales está el que sigue:

La última cosa que yo pretendería sería «mejorar» a la humanidad. Yo no establezco ídolos nuevos, los viejos van a aprender lo que significa tener pies de barro. Derribar ídolos («ídolos» es mi palabra para decir «ideales»), eso sí forma ya parte de mi oficio. A la realidad se la ha despojado de su valor, de su sentido, de su veraci­dad en la medida en que se ha fingido mentirosamente un mun­do ideal. El «mundo verdadero» y el «mundo aparente»; dicho con claridad: el mundo fingido y la realidad. Hasta ahora la mentira del ideal ha constituido la maldición contra la realidad, la humanidad misma ha sido engañada y falsea­da por tal mentira hasta en sus instintos más básicos hasta llegar a adorar los valores inversos de aquellos solos que habrían garantizado el florecimiento, el futuro, el elevado derecho al futuro.

Según el autor, el ideal, elemento al que se suele considerar (en la opinión pública y en la convención política) como un elemento valioso, es en lo concreto una forma de ensuciar la realidad y de empobrecerla. Más que sostener ideales deberíamos dar cabida a nuestros deseos, los que encarnan según sus términos "el sentido de la tierra", en contraposición al "trasmundo" o al más allá que el ideal sugiere.

Es un pensamiento fuertísimo y de consecuencias políticamente incorrectas, pero bien pensado resultaría beneficioso para las sociedades enteras, y no sólo para los que suelen llamarse con cortedad mental "los sectores privilegiados".

La imagen es un cuadro de Stuart Davis.

3 comentarios:

esteban dijo...

Me parece que Nietzsche es peligroso, tomado en grandes dosis. En serio. Creo que sería bueno tomarlo en dosis homeopáticas. En realidad creo que ese es el sentido del curso de Alejandro. Y si no, protesto. Dada nuestra orfandad de ideas -visto que progresismo, regresismo, liberalismo o peronismo estan vacíos- uno traga un poco de Nietzsche y se marea, es como empacharse de golpe con un poco de inteligencia despues de tanta NADA.Por eso creo,insisto, que es peligroso en el buen sentido de la palabra: es un provocador y no hay que tomarlo al pie de la letra...

Alejandro Rozitchner dijo...

Una de las cosas difíciles de captar es que Nietzsche en realidad no propone nada. Su teoría es mayormente descriptiva: asi son las cosas, mirémoslas a la cara. La parte de la propuesta, que tampoco es tal si pensamos desde lo que quiere decir "propuesta" en nuestro universo político de participación, es la de considerar que asi como son las cosas está bien, que el mundo es bueno, debe ser querido y afirmado. Esta idea suena insoportable porque estamos identificados con la idea de que el avance surge del descontento y de que la realidad está enferma y es nociva, cosa que Nietzsche no compartiría. Pero coincido en que es necesario ir homeopáticamente, aplicándose dosis leves de su pensamiento y luego ver qué pasa. No hay por qué adherir, pero considerarlo en profundidad (es decir, sentirlo un rato, familiarizarse con las perspectivas, probarlas, no sacárselo de encima enseguida con argumentos defensivos) es una experiencia súper enriquecedora. El pensamiento se nos revuelve cuando conocemos su visión, tan distinta a todo lo que se dice habitualmente. Hoy seguimos.
Saludos

Alejandro Rozitchner dijo...

Con "homeopático" quiero decir dosis mínimas, pequeñas ingestas que van produciendo lentamente grandes cambios.
Saludos

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