Uno es al querer algo
Una de las conclusiones del Taller Qué Hago, que terminé el lunes (y doy nuevamente desde el lunes que viene) fue la siguiente:
¿Dónde conviene aplicar pensamiento? No hacia la identificación de sí mismo (soy así o asá, valgo poco o mucho) si no hacia las cosas, sea en la mirada que recorre el mundo y lo va capturando, asimilando, entendiendo, o como sostén de las acciones.
A la pregunta acerca de quién es uno sólo puede responderse con movimientos. Esos movimientos son expresión del deseo personal. Uno es al querer, no en un estado previo de abstinencia.
Somos más nosotros cuando nos olvidamos de nuestra propia existencia y la afirmamos en los hechos que generamos. Por eso la posición del narciso, contemplativa, no arma densidad. Y por eso la belleza resulta ser un obstáculo, o una prueba: puede superarse y entonces se logra algo súper valioso, o puede uno encallar en ella y quedar deshabitado.
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