viernes, febrero 25, 2011

Billy Preston - Song Of Joy


Cuando viví en Venezuela me compré este disco, que me gustó mucho. Siempre recordé esta canción, un poco triste, y ahora la encontré en You Tube.

En Caracas también lo ví en vivo, con su peluca tremenda, que al final se sacó para los bises. Buen show. Era un tipo energético...

jueves, febrero 24, 2011

Identidad es deseo (otro capítulo de mi libro "Ganas de vivir" explicado brevemente)

¿Por qué toman alcohol los jóvenes? (Artículo mio hoy en La Nación)


Empieza así:

Por lo mismo que los adultos. No tanto por el sabor sino por el efecto. Hay una cierta hipocresía social acerca de este tema, que nos impide ver claro que el alcohol "pega" y que en eso consiste su éxito. Es una droga; una droga legal, pero una droga. Y aun más: una droga encantadora, sensacional, socializante, divertida, accesible, barata, generalmente manejable. Los chicos toman alcohol para sentir la libertad y la distensión que a los adultos tanto nos gusta sentir al tomar cerveza, vino, champagne o whisky. El problema es que mientras los adultos pueden manejar su consumo, por experiencia y porque la madurez aumenta la capacidad de autoconocimiento y autocontrol, los chicos no evalúan correctamente los peligros y pueden dañarse severamente.

El consumo de alcohol adolescente es uno de los temas más preocupantes para los padres que adoran a sus hijos, un tema que quita el sueño y genera una comprensible angustia. El problema merece ser abordado seria e imaginativamente.
¿Por qué los adultos no logran evitar que los jóvenes se maten bebiendo?
Hay varias respuestas posibles:
Porque no se preocupan verdaderamente por ellos y creen que decir lo que debe hacerse equivale a educar (lo que es falso: educar es ayudar a crecer, no enunciar distantemente qué está bien y qué está mal, y encima hacerlo con enojo o decepción).

Porque no saben tratar con los chicos cuando estos empiezan a hacerse adultos (tal vez porque tampoco encontraron para sí mismos las respuestas que los chicos están buscando y suelen pedir con una desesperación que hace tambalear todo a su paso).

Porque por más que dicen que no hay que tomar de más ellos mismos lo hacen (un poco al modo en que muchos adultos de hoy dicen con indignación "los chicos no leen", olvidando que jamás los verán con un libro en la mano).

Porque la complejidad del tema supera los recursos espontáneos de la paternidad bienintencionada y pide esfuerzos de comunicación y empatía con los que esos adultos no cuentan.

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martes, febrero 22, 2011

"Messi" (artículo mio en Yahoo!)



Empieza así:

Lio Messi es un jugador genial, pero también un símbolo, un sueño, un personaje mítico, un gnomo futbolista, un semidios encarnado que captura la imaginación y las emociones de millones de personas en el mundo. Por eso, algunas reflexiones sobre el fenómeno:

* Para los argentinos, que lo sentimos nuestro, es la prueba de que podemos. Si un argentino puede tanto, otros también tenemos chance. El talento superior de un deportista admirado mundialmente eleva la vara y también las posibilidades de las aspiraciones y los sueños compartidos. Lo mejor puede darse en Argentina. No hace falta ser del primer mundo, siendo de acá el primer mundo puede estar a tus pies. Sí, después podemos hacer ajustes a la idea: no fue en Argentina sino en Barcelona donde se desarrolló tal talento, no es lo mejor supremo sino lo mejor deportivo, etcétera. Sin embargo, su valor de aspiración cumplida y motivante no se discute. A no ser que pensemos que las más grandes figuras, a la vez que nos exaltan, nos deprimen: tanto talento desanima a quien realistamente ve que nunca podrá llegar a tanto. Es el doble filo de las deidades: motivan, aunque también destruyen, opacan, pesan.

* No sería la misma pasión si el personaje no fuera, además, encantador. No me refiero solamente a que es humilde y sencillo, sino a que tiene cara de pajarón. Se ve en su sonrisa, en su ternura, en su forma de ser, todo muestra que Messi pertenece a la clase de los normales vulnerables. Por eso destaca su fuerza, porque no va acompañada de ningún gesto de soberbia o engreimiento. Hay que ser fuerte para tener tanto talento, mucho más para bancarse ese nivel de exposición mundial, esa exigencia de excelencia en el deporte más mirado del mundo. No va acompañada de ningún gesto de soberbia o engreimiento: no tiene Messi apariencia de superhéroe despreciador, tiene look de chambón. Esa mezcla de debilidad con superioridad es lo que nos desarma y lo hace tan querible.

* Es un caso más en donde lo que deslumbra es la simpleza. Su juego es limpio, claro, directo. La eficacia parece fácil. Su extrema velocidad es un don, pero al ver su juego todo parece elemental y obvio. Resulta una linda metáfora para inspirar otros logros, una que nos ayuda a eludir el camino del rebusque y la complejidad excesiva. Messi juega fácil, libremente. Su maestría no revela casi esfuerzo. Esto genera también la ilusión de que sus logros no lo son tanto, si bien cualquier mortal sabe que se trata de un efecto ilusorio: esa liviandad no se da con la frecuencia que uno desearía y requiere dones innatos. (Algo de eso pasa cuando uno ve a un jugador de básquet encestar: uno siente que si tuviera la pelota en la mano haría lo mismo sin problemas, pero la decepción no tarda en verse, cuando finalmente probamos…)

* Completa el mito la historia de su ida al Barcelona: la enfermedad superada, el apoyo de los padres, su persistencia, su agradecimiento posterior, devenido goleadas sucesivas e inagotables. El suyo parece un "caso ejemplar" para un libro de lectura del futuro. El chico con dificultades que se la rebanca y termina siendo rey de todos los chicos. Porque Messi es un ídolo infantil, foco de atención para la infancia mundial, una especie de Peter Pan: el nene que logró realizar la mayor fantasía, el niño que sigue siendo niño pese a que forma parte del mundo adulto.

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lunes, febrero 21, 2011

"El sentido de la vida" (Artículo mio en Yahoo!)


Empieza así:

Por el mero hecho de existir, cada persona ronda estas preguntas fundamentales:

¿Para qué vivo? ¿Tiene sentido vivir? ¿Qué sentido tiene? ¿Para qué vine al mundo? ¿Vine porque quise venir o vine porque sí, porque la procreación es gratis? ¿Tengo una misión, un rol determinado, un destino que vine a cumplir, o soy el resultado arbitrario de la naturaleza, que avanza sin saber, sin motivo, por mero impulso de vivir? ¿Si hay un sentido prefijado en mi vida, un destino, cuál es? ¿Puedo saberlo o lo cumpliré sin darme cuenta?

¿Es importante saber para qué vive uno o es una pregunta loca, irrespondible, que en vez de ayudar a aclarar las cosas las confunde? ¿Qué grado de claridad debe uno tener respecto del sentido de su existencia?

¿Se vive para algo o se vive para nada? ¿Son las vidas con sentido más fáciles de vivir que las vidas que carecen de él? ¿Qué quiere decir que una vida no tenga sentido? ¿Que no se tienen ganas de vivir, que uno transita un poco como un zombi sin tener en claro quién es, qué quiere y para dónde va?


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miércoles, febrero 16, 2011

Estar cerca (artículo mio en Yahoo!)



Estar cerca

¿Qué es la intimidad? La cercanía o intimidad es una realidad clave para la salud mental y la posibilidad de que una persona sienta que la vida merece ser vivida. Irvin Yalom, psicoterapeuta norteamericano, autor de muchos libros geniales (“El día que Nietzsche lloró” entre otros), explica que cuando una persona llega al consultorio de un psicólogo lo hace llevado por la desesperación, y que esta tiene un único motivo fundamental: la incapacidad de vivir relaciones de intimidad satisfactorias.

¿Intimidad? Cercanía, contacto, afecto, interés, amor, zona de calidez compartida, de comprensión, humor, espontaneidad y autenticidad. Allí somos quienes somos y otros significativos, que también son quienes son, comparten nuestras emociones.

Es más claro decir “cercanía” que decir “intimidad”, resulta una versión más comprensible y concreta, aunque se trate de lo mismo. El otro extremo vendría a ser el de la soledad, es decir, la experiencia de quien no encuentra en su horizonte cercano presencias que se interesen por ella o frente a las que ella misma sienta interés.

Tal vez lo primero que hay que tener en claro es que no se trata de suerte, ni de encontrar la persona adecuada. Cada uno es responsable de su situación (hizo lo que pudo, lo que supo o lo que quiso, pero lo hizo). Es decir, las dificultades para lograr la cercanía no tienen que ver con el otro sino básicamente con uno mismo. Si, el otro puede fallar, por ejemplo mostrando un interés falso, que no siente, o escapando en determinado momento. Pero es uno el que seleccionó a ese otro entre muchos otros posibles. Hay personas, lo sabemos de sobra, que gustan de buscar cercanía con otros incapaces de responder a esta, con lo que podríamos concluir, se trata de personas que no desean tanto el contacto sino esablecerse en una zona de sufrimiento y frustración. Se trata de personas, o de momentos en la vida, que tienden hacia imposibles, que encuentran más sentido y satisfacción en ese sufrimiento que en las felicidades posibles. Son estados patológicos, pero muy frecuentes.

No se trata entonces de que aparezca el otro que sea capaz de querernos, sino de que seamos capaces de querer y ser queridos. Una premisa fundamental del amor es su reciprocidad. Amor que no es recíproco no es amor. Es cierto que no cualquiera nos viene bien (no es verosimil que cualquier cercanía nos de lo mismo), pero la variable principal para que la felicidad del encuentro sea posible es la capacidad que uno tiene de estar cerca de otro. Y esa es también la clave para que el deseo de tener el amor de alguien llegue a buen puerto: lograr intimidad, cercanía, comunicarse profunda y sentidamente. La intimidad de los cuerpos cae como fruta madura y lógica cuando la intimidad de la comunicación y el entendimiento se ha establecido.

¿Cómo lograrlo?

· No ocultarse. Es imposible establecer intimidad si uno teme decir lo que siente y lo que piensa. Puede hacerse en forma gradual, pero lo que no puede hacerse es creer que si uno se muestra tal cual es el otro saldrá corriendo. Si eso pasa, que corra, ¿para qué queremos cerca alguien frente al que vamos a tener necesidad de fingir? Sucede esto cuando uno aun no se ha validado a si mismo, y se siente fallado. Pero así no se puede.

· No temer al proceso. La intimidad se desarrolla siempre en una serie de pasos, pasos en la cercanía a una persona o pasos en la cercanía con distintas personas, que nos hacen poder relacionarnos cada vez con mayor cercanía. Porque la intimidad es un logro, una construcción, algo que cada persona tiene que ir desplegando en su vida y adecuando a sus evoluciones personales.

. Escuchar al otro, recibir, pero no basándonos en una moralidad que reconoce la bondad de ser receptivo, sino sintiendo el placer y el gusto de esa recepción. Claro, no pasa siempre, ni con cualquiera, pero es bueno saber que en una relación siempre hay más de uno, y también saber que no hay que hacer esfuerzos para recibir al que no nos interesa recibir: oir tiene que ser parte de la sensualidad del contacto. Si no, no sirve.

· Conocerse a sí mismo. Si, se trata de ser auténtico y de mostrarse como uno es, pero ¿es uno capaz de verse a sí mismo con claridad, de captar sus emociones profundas, de reconocerlas y aceptarlas? Muchas veces falla este registro fundamental, y lo que vemos en la frustración de nuestras relaciones no es más que una falla en este espejo propio. Conocerse a sí mismo es algo que toma una vida, pero que abre las puertas de mil posibilidades que de otra forma no veríamos.

lunes, febrero 14, 2011

LOS VERDADEROS OBSTÁCULOS PARA EL DESARROLLO DE AMÉRICA LATINA


El mismo artículo, ahora en castellano.

LOS VERDADEROS OBSTÁCULOS PARA EL DESARROLLO DE AMÉRICA LATINA
Por Oscar Arias (Costa Rica)

Oscar Arias sirvió como presidente de Costa Rica del '86 hasta el '90 y luego del 2006 al 2010. Arias ganó el premio Nobel de la Paz en 1987.

Casi dos siglos después que los países de América Latina consiguieron su independencia de España y Portugal, ninguno de ellos es verdaderamente desarrollado. ¿Dónde estuvo el error, qué salió mal? ¿Por qué países en otras regiones, quizás más atrasados, lograron con relativa rapidez los resultados que países latinoamericanos han aspirado por tanto tiempo?

Muchos, en la región, responden a estas preguntas con las teorías de conspiración o excusas autocompasivas. Culpan al imperio Español, por llevarse las riquezas de la región en el pasado, o al imperio estadounidense, que supuestamente sigue desangrándola en la actualidad. Dicen que las instituciones financieras internacionales han conspirado para mantener la región atrasada, que la globalización fue diseñada deliberadamente para evitar su desarrollo. En resumen, echan la culpa del subdesarrollo a otros en lugar de a la propia América Latina.
La verdad es que tanto tiempo ha transcurrido desde la independencia de América Latina que ya ha perdido el derecho de utilizar a otros como excusa por sus propios fracasos.

Efectivamente, varias potencias extranjeras han influenciado el destino de la región. Pero eso es cierto en todas las regiones del mundo. Los países latinoamericanos no son los únicos que han enfrentado una dura batalla en la historia.
Las naciones de América Latina comenzaron esta carrera en igualdad de condiciones, o aún mejores, que las existentes en otros lugares. Sí, nosotros somos los que nos quedamos atrasados.

Cuando la Universidad de Harvard abrió sus puertas en 1636, había ya universidades bien establecidas en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, México y Perú.

En 1820, el PIB de América Latina, en su totalidad, fue 12.5% mayor que el de los Estados Unidos. Hoy, con una población de alrededor de 560 millones, algunos 250 millones más que los Estados Unidos, la región tiene un PIB que sólo es 29% del de su vecino del norte. América Latina ganó su independencia 150 años antes que lo hicieran países como Corea del Sur y Singapur; hoy, a pesar del pasado como colonias también explotadas y a pesar de carecer recursos naturales de importancia el ingreso per cápita de esos países es varias veces mayor.

Una de las consecuencias de la renuencia de América Latina a enfrentar tales comparaciones de lleno, ha sido la desconexión entre el discurso y la realidad. Cansados de palabras vacías y promesas sin sentido, las personas en la región están desilusionadas con la política en general. Reconocer su propia parte de responsabilidad en la situación, sin embargo, podría ser el comienzo de la reescritura de la historia. La clave está en aceptar que cuatro rasgos regionales culturales son los obstáculos que hay que superar, para que el desarrollo tenga éxito: la resistencia al cambio, la ausencia de confianza, las frágiles normas democráticas, y una debilidad por el militarismo.

MIRANDO HACIA ATRÁS

Los latinoamericanos glorifican su pasado sin cesar, que hacen casi imposible abogar por el cambio. En lugar de una cultura de mejora, han promovido una cultura de preservación del statu quo. Constante, paciente el único tipo de reforma compatible con la estabilidad democrática es insatisfactoria, la región acepta lo que existe, mientras que de vez en cuando suspiran por revoluciones dramáticas que prometen abundantes tesoros sólo a una corta distancia de la insurrección.
Tal actitud sería más fácil entender en Canadá o Noruega, que han logrado niveles envidiables en el desarrollo humano. Pero, ¿qué méritos tan altos tienen Guatemala o Nicaragua en sus historias? En estos casos, el impulso conservador probablemente viene no sólo de un deseo de preservar el status quo, sino más aún por el deseo de proteger privilegios establecidos y un temor general a lo desconocido. Los latinoamericanos mantienen con fuerza y aún con dolor y sufrimiento, prefiriendo un presente seguro a un futuro incierto. Algo de esto es natural, y humano. Pero para nosotros, el miedo es paralizante; genera no solo ansiedad, sino también parálisis.
Para empeorar las cosas, los líderes políticos rara vez tienen la paciencia o la habilidad para encaminar a su pueblo con cuidado a través de los procesos de reforma. En una democracia, un líder debe ser la cabeza que enseña, alguien dispuesto a responder a dudas y preguntas y a explicar la necesidad por los beneficios de un nuevo curso.

Pero con demasiada frecuencia en América Latina, los líderes se justifican con un simple "porque Yo lo digo".

Esto encaja perfectamente con el deseo de proteger los privilegios establecidos, un fenómeno visible, no sólo entre los ricos y poderosos, sino en toda la sociedad. Los sindicatos de educación deciden, por sí mismos, la cantidad de maestros que deben trabajar y lo que deben enseñar. Algo similar ocurre con los propietarios de empresas y contratistas en el sector privado, que siempre han suministrado servicios de baja calidad durante décadas sin miedo a la competencia, gracias a prebendas y transacciones ilícitas. Y los funcionarios públicos también están inmóviles: la recompensa de servicios civiles aquellos que no hacen más que sentarse en su escritorios y decir que no.

Esta actitud tiene muchas consecuencias, sobre todo cuando se trata de la iniciativa empresarial. América Latina tiene mucho más controladores que empresarios. La región es suspicaz de las nuevas ideas y carece de mecanismos eficaces de apoyo a proyectos innovadores. Alguien que desea iniciar una nueva empresa debe empezar por vadear a través de las ondas de la burocracia y de los requisitos arbitrarios.
Los empresarios consiguen un mínimo de alabanza o refuerzo cultural, poca protección legal y escaso apoyo académico.

Las universidades, por su parte, no están produciendo el tipo de profesionales que exige el desarrollo. América Latina gradúa a seis profesionales en ciencias sociales por cada dos en ingeniería y cada una de las ciencias exactas. Visitar un campo universitario en América Latina es como viajar al pasado, a una época en la que existía el Muro de Berlín, y Rusia y China aún no habían abrazado el capitalismo.
En lugar de dar a los estudiantes herramientas prácticas -tales como habilidades tecnológicas y de lenguaje- para ayudarles a tener éxito en un mundo globalizado, muchas escuelas se dedican a la enseñanza de autores que nadie lee y repiten doctrinas en las que nadie cree.

Para que el desarrollo se produzca, esto tiene que cambiar. Los países latinoamericanos deben comenzar a recompensar a los innovadores y creadores.
Sus universidades deben reformar sus cursos académicos, invertir en ciencia y tecnología. Se debe reducir la carga de regulaciones, atraer inversiones y promover la transferencia de conocimientos. En otras palabras, deben entender que el pragmatismo es la nueva ideología universal que, como Deng Xiaoping dijo una vez, no importa si un gato es negro o amarillo, siempre y cuando cace ratones.

DESARROLLO DE CONFIANZA

El segundo obstáculo es la ausencia de confianza. Ningún proyecto de desarrollo puede prosperar en un lugar donde reina la desconfianza, el éxito de los demás es visto con recelo, y la creatividad y el impulso se cumplen con prudencia. Los latinoamericanos están entre la gente más desconfiada del mundo.

La Encuesta Mundial de Valores hicieron la pregunta, "¿la mayoría de la gente puede ser confiada?" En el año 2000, 55 a 65% de las personas encuestadas en cuatro países nórdicos- Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia- dijeron que sí, y sólo el 16% de las personas encuestadas en América Latina lo hizo, y sólo 3% lo hizo en Brasil.
Los latinoamericanos dudan de las verdaderas intenciones de todos los que cruzan sus caminos, de los políticos o sus amigos. Creemos que todo el mundo tiene una agenda secreta y que es mejor no involucrarse demasiado en los esfuerzos colectivos. Somos cautivos del gigantesco dilema del prisionero, en el que cada persona contribuye lo menos posible al interés común.

En un mundo globalizado, sin embargo, la confianza es indispensable. Los países con más confianza son los países más preparados para desarrollar, debido a que sus ciudadanos pueden basar sus acciones en una expectativa razonable de cómo los demás se comporten. La inseguridad jurídica es un problema especial. Con alarmante frecuencia, los ciudadanos de América Latina no saben las consecuencias de sus acciones o cómo el Estado va a reaccionar a sus proyectos.

En algunos países, las empresas son expropiadas sin justificación alguna, los permisos son revocados por presión política, las sentencias judiciales van en contra de la ley, y la situación legal es tan volátil que impide el logro de metas a largo plazo. Como el ex presidente ecuatoriano Osvaldo Hurtado señaló recientemente en “The American Interest”, los latinoamericanos no confían en las instituciones jurídicas y cortes o tribunales gubernamentales o abogados particulares. En efecto, la arraigada costumbre de burlarse de la ley ha sido la influencia más poderosa en el continente que las innumerables leyes promulgadas por siglos para regular las relaciones económicas, sociales y políticas. Por las legislaturas de América Latina, probablemente, han pasado más leyes en los últimos 175 años que sus homólogos en cualquier lugar del planeta, sin embargo, nunca tantas leyes han sido ignoradas por tantos durante tanto tiempo.

Se ha dicho que la seguridad jurídica es la protección de la confianza. Para que el desarrollo económico tenga éxito, los latinoamericanos deben ser capaces de confiar que sus Estados actúen razonable y predeciblemente. Deben ser capaces de anticipar las consecuencias jurídicas de sus acciones. Y deben ser capaces de confiar en los demás, también, actuar de acuerdo con las reglas del juego.

COMPROMISO CON LA DEMOCRACIA

El tercer obstáculo que bloquea el desarrollo es la fragilidad del compromiso de la región con la democracia. Con seguridad, con la única excepción de Cuba, la región se cuenta hoy como enteramente democrática. Después de siglos de guerras civiles, golpes de estado y dictaduras, en la democracia se han hecho realmente avances notables en las últimas décadas. Pero la verdad es que su victoria es incompleta. A pesar de haber elaborado cuidadosamente constituciones, grandes proclamas y tratados de miras altas, América Latina todavía tiene una atracción por el autoritarismo.

Fidel y Raúl Castro en Cuba se comportan como los caudillos tradicionales de América Latina, pero también lo hacen Hugo Chávez en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua, que tienden a utilizar los procesos democráticos y las estructuras para subvertir sus propios sistemas de países democráticos. Una vez elegidos, interpretan sus mandatos como carta blanca para hacer lo que quieran, incluyendo persecución a sus oponentes, la sujeción de los medios, y tratan de torcer el sistema para mantenerse en el poder a toda costa. Muchos de los ciudadanos, por su parte, están contentos y permiten que estos líderes prosigan, tal vez ven su mesianismo y la demagogia como la salida del vigente laberinto regional del subdesarrollo.

Si las democracias latinoamericanas no cumplen con sus promesas políticas y económicas, si las esperanzas de sus ciudadanos siguen siendo un sueño diferido, entonces el autoritarismo se levantará otra vez. La forma de prevenir esto es demostrar al pueblo que la democracia funciona, que realmente se puede construir una sociedad más prospera y equitativa. Más allá de la esclerosis política, cada vez más sensible a demandas de los ciudadanos, y la generación de recursos fiscales o impuestos a los ricos son todos pasos esenciales para moverse hacia una verdadera cultura de la libertad y el progreso.

UNA CULTURA DE PAZ

El aumento de los ingresos públicos es necesario, pero no es suficiente. Esos fondos deben también gastarse sabiamente, para promover el desarrollo humano. En los países de América Latina han ocurrido muchas cosas en el pasado, llevando deudas inmensas, pero a menudo han malgastado sus recursos en prioridades inapropiadas. Se ha prodigado en sus ejércitos, el dinero que debió haberse prodigado a sus hijos.
Aparte de Colombia, ningún país latinoamericano enfrenta un inminente conflicto militar. Y sin embargo, cada año, la región gasta más de 60 mil millones de dólares en armas y soldados -el doble de lo que gastó sólo hace cinco años. ¿Por qué? ¿Quién va a atacar a quién? Los enemigos del pueblo son el hambre, la ignorancia, la desigualdad, la enfermedad, el crimen y la degradación del medio ambiente. Ellos son internos, y pueden ser derrotados sólo a través de una política inteligente, no con una carrera armamentista.

Costa Rica fue el primer país en la historia en abolir su ejército y declarar la paz con el mundo. Sus hijos jamás han sabido lo que es el servicio militar. Ellos nunca han visto la sombra de un helicóptero armado o las huellas de un tanque. Y desde la abolición de sus fuerzas armadas hace 62 años, Costa Rica nunca ha sufrido un golpe de Estado. Me gustaría pensar que toda América Latina podría seguir en los pasos de Costa Rica, pero sé que esta utopía no será posible en mi vida.

También sé, sin embargo, que una responsable reducción gradual del gasto militar no sólo es posible sino también imprescindible.

Se lo debemos a las víctimas de las dictaduras, que durante el siglo XX escribió con su propia sangre las más tristes páginas de la historia de América Latina. Se lo debemos a los sobrevivientes de la opresión y la tortura. Se lo debemos a aquellos que vieron realizados sus peores temores en la presencia de un soldado.
El abandono de esta cultura marcial es también esencial, porque la presencia cada vez mayor de soldados en nuestros pueblos y ciudades promueve una actitud combativa que no favorece el desarrollo. Se sugiere que los problemas se resuelven mejor mediante la lucha contra un enemigo, en lugar de construir solidaridad con los amigos y vecinos. Se enseña que las conquistas se logran con las armas, gritos y amenazas, en lugar de palabras, el respeto y la tolerancia. El militarismo de la cultura de la región es una fuerza regresiva y destructiva, que debe ser reemplazada por una cultura de paz.

Los latinoamericanos debemos mirarnos en el espejo y enfrentar la realidad de que muchos de nuestros problemas no residen en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos. Debemos perder el miedo al cambio.
Debemos abrazar el espíritu empresarial. Debemos aprender a confiar. Debemos fortalecer nuestro compromiso con la democracia y las reglas de la ley. Y hay que abandonar las prácticas militares que continúan frotando sal en las heridas de nuestro pasado. Sólo entonces habremos llegado por fin alcanzar el desarrollo que durante tanto tiempo hemos buscado

Genial artículo de Oscar Arias, ex presidente de Costa Rica, sobre las dificultades culturales de América Latina frente al desarrollo!!!




No lo puedo traducir, carezco de tiempo. Si alguien se copa y lo hace lo pongo también en castellano. Los que puedan leanló, es muy muy bueno... Fue publicado en el número de Enero / Febrero de "Foreign Affairs".


Culture Matters

The Real Obstacles to Latin American Development

Oscar Arias

OSCAR ARIAS served as President of Costa Rica from 1986 to 1990 and 2006 to 2010. He won the Nobel Peace Prize in 1987.

Nearly two centuries after the countries of Latin America gained their independence from Spain and Portugal, not one of them is truly developed. Where have they gone wrong? Why have countries in other regions, once far behind, managed to achieve relatively quickly results that Latin American countries have aspired to for so long?

Many in the region respond to such questions with conspiracy theories or self-pitying excuses. They blame the Spanish empire, for making off with the region's riches in the past, or the American empire, which supposedly continues to bleed it dry today. They say that international financial institutions have schemed to hold the region back, that globalization was deliberately designed to keep it in the shadows. In short, they place the blame for underdevelopment anywhere but on Latin America itself.

The truth is that so much time has passed since independence that Latin Americans have lost the right to use others as the excuse for their own failures. Various outside powers have indeed affected the region's fate. But that is true for every region of the world. The countries of Latin America are not the only ones to have faced an uphill battle in history. Latin American nations began this race with conditions equal to, or even better than, those prevailing elsewhere. They -- we -- are the ones who fell behind.

When Harvard University opened its doors in 1636, there were already well-established universities in Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, the Dominican Republic, Ecuador, Mexico, and Peru. In 1820, the GDP of Latin America as a whole was 12.5 percent greater than that of the United States. Today, with a population of about 560 million -- some 250 million more than the United States -- the region has a GDP that is only 29 percent of its northern neighbor's. Latin America won its independence 150 years before countries such as South Korea and Singapore did; today, despite their past as exploited colonies and their lack of significant natural resources, those countries' per capita income is several times greater.

One consequence of Latin America's reluctance to face such comparisons squarely has been a disconnect between discourse and reality. Tired of empty words and meaningless promises, people in the region are disillusioned with politics in general. Recognizing their own share of responsibility for the situation, however, could be the start of rewriting history. The key is accepting that four regional cultural traits are obstacles that need to be overcome for development to succeed: resistance to change, absence of confidence, fragile democratic norms, and a soft spot for militarism.

LOOKING BACKWARD

Latin Americans glorify their past so ceaselessly that they make it almost impossible to advocate change. Instead of a culture of improvement, they have promoted a culture of preservation of the status quo. Constant, patient reform -- the only kind of reform compatible with democratic stability -- is unsatisfying; the region accepts what exists, while occasionally pining for dramatic revolutions that promise abundant treasures only one insurrection away.

Such an attitude would be easier to understand in Canada or Norway, which have achieved enviable levels of human development. But what have Guatemala or Nicaragua to prize so highly in their pasts? In cases such as these, the conservative impulse probably springs not just from a desire to preserve the status quo but even more from a desire to protect established privileges and a general fear of the unknown. Latin Americans hold on tight even to pain and suffering, preferring a certain present to an uncertain future. Some of this is only natural, entirely human. But for us, the fear is paralyzing; it generates not only anxiety but also paralysis.

To make matters worse, the region's political leaders rarely have the patience or the skill to walk their people carefully through the processes of reform. In a democracy, a leader must be the head teacher, someone eager to respond to doubts and questions and explain the need for and the benefits of a new course. But too often in Latin America, leaders justify themselves with a simple "because I say so."

This dovetails neatly with the desire to protect established privileges -- a phenomenon visible not only among the rich and powerful but throughout society. Teachers' unions decide for themselves how much teachers should work and what they should teach. Something similar happens with business owners and contractors in the private sector, who have provided low-quality services for decades with no fear of competition, thanks to sinecures and illicit transactions. And public officials are also immobile: the civil services reward those who do no more than sit at their desks and say no.

This attitude has many consequences, particularly when it comes to entrepreneurship. Latin America has vastly more controllers than entrepreneurs. The region is suspicious of new ideas and lacks effective mechanisms to support innovative projects. Someone seeking to start a new business must begin by wading through waves of bureaucracy and arbitrary requirements. Entrepreneurs get minimal praise or cultural reinforcement, little legal protection, and scarce academic support.

The region's universities, meanwhile, are not turning out the kinds of professionals that development demands. Latin America graduates six professionals in the social sciences for every two in engineering and every one in the exact sciences. Visiting a Latin American university campus is like traveling to the past, to an era in which the Berlin Wall had yet to fall and Russia and China had yet to embrace capitalism. Instead of giving students practical tools -- such as technological and language skills -- to help them succeed in a globalized world, many schools devote themselves to teaching authors no one reads and repeating doctrines in which no one believes.

For development to occur, this has to change. Latin American countries must begin to reward innovators and creators. Their universities must reform their academic offerings and invest in science and technology. They must reduce burdensome regulations, attract investment, and promote the transfer of knowledge. In other words, they must understand that pragmatism is the new universal ideology -- that, as Deng Xiaoping once said, it does not matter whether a cat is black or yellow, as long as it catches mice.

DEVELOPING TRUST

The second obstacle is the absence of confidence. No development project can prosper in a place where suspicion reigns, the success of others is viewed with misgiving, and creativity and drive are met with wariness. Latin Americans are among the most distrustful people in the world. The World Values Survey asks the question, "Can most people be trusted?" In the year 2000, 55-65 percent of those people surveyed in four Nordic countries -- Denmark, Finland, Norway, and Sweden -- said yes; only 16 percent of those people surveyed in Latin America did, and only three percent did in Brazil.

Latin Americans doubt the true intentions of all those who cross their paths, from politicians to friends. We believe that everyone has a secret agenda and that it is better not to get too involved in collective efforts. We are captives to a gigantic prisoner's dilemma in which each person contributes as little as possible to the common interest.

In a globalized world, however, trust is indispensable. The countries most ready to trust are the countries most ready to develop, because their citizens can base their actions on a reasonable expectation of how others will behave. Legal insecurity is a special problem. With alarming frequency, citizens of Latin American countries do not know what the legal consequences of their actions will be or how the state will react to their projects. In some countries, businesses are expropriated without any justification, permits are revoked because of political pressure, judicial verdicts fly in the face of the law, and the legal situation is so volatile that it impedes the attainment of long-term goals. As former Ecuadorian President Osvaldo Hurtado recently noted in The American Interest,

Latin Americans do not trust legal institutions and actors . . . whether government courts or private lawyers. Indeed, the deep-rooted, centuries-old custom of flouting the law has been a more powerful influence on the continent than the countless laws passed over the centuries to regulate economic, social and political relations. Latin American legislatures have probably passed more laws over the past 175 years than their counterparts anywhere on the planet, yet never have so many laws been ignored by so many for so long.

It has been said that legal security is the protection of trust. For economic development to succeed, Latin Americans must be able to trust their states to act reasonably and predictably. They must be able to anticipate the legal consequences of their actions. And they must be able to trust that others, too, will act in accordance with the rules of the game.

COMMITMENT TO DEMOCRACY

The third obstacle blocking development is the fragility of the Latin American commitment to democracy. To be sure, with the sole exception of Cuba, by some measures the region would be counted as entirely democratic today. After centuries of civil wars, coups, and dictatorships, democracy has indeed made remarkable strides in recent decades. But the truth is that its victory is incomplete. Despite carefully crafted constitutions, grand proclamations, and high-minded treaties, Latin America still has a soft spot for authoritarianism.

Fidel and Raúl Castro in Cuba behave like traditional Latin American caudillos -- but so do Hugo Chávez in Venezuela and Daniel Ortega in Nicaragua, who have used democratic processes and structures to subvert their countries' own democratic systems. Once elected, they interpreted their mandates as carte blanche to do whatever they wanted, including persecuting their opponents, shackling the media, and trying to twist the system so as to stay in power at all costs. Too many of their countries' citizens, meanwhile, are content to allow these leaders to proceed, perhaps seeing their messianism and demagoguery as the exit from the prevailing regional labyrinth of underdevelopment.

If Latin American democracies do not live up to their political and economic promise, if their citizens' hopes remain a dream deferred, then authoritarianism will rise again. The way to prevent that is to show the public that democracy works, that it truly can build more prosperous and equitable societies. Moving beyond political sclerosis, becoming more responsive to citizens' demands, and generating fiscal resources by taxing the wealthy are all essential steps to take in moving toward a true culture of liberty and progress.

A CULTURE OF PEACE

Increasing public income is necessary, but it is not sufficient. Those funds must also be spent wisely, to promote human development. Latin American countries have spent a lot in the past, running up immense debts, but they have often squandered their resources on inappropriate priorities. They have lavished on their armies the money that they should have lavished on their children.

Aside from Colombia, no country in Latin America faces an ongoing or imminent armed conflict. And yet each year, the region spends $60 billion on arms and soldiers -- double what it spent just five years ago. Why? Who is going to attack whom? The enemies of the people in the region are hunger, ignorance, inequality, disease, crime, and environmental degradation. They are internal, and they can be defeated only through smart public policy, not a new arms race.

Costa Rica was the first country in history to abolish its army and declare peace with the world. Its children have never known military service. They have never seen the shadow of an armored helicopter or the tracks of a tank. And since the abolition of its armed forces 62 years ago, Costa Rica has never suffered a coup. I would like to think that all of Latin America might follow in Costa Rica's footsteps, but I know that this utopia will not be possible in my lifetime. I also know, however, that a responsible and gradual reduction of military spending is not only possible but also imperative. We owe it to the victims of dictatorships, who during the twentieth century wrote with their own blood the saddest pages in Latin American history. We owe it to the survivors of oppression and torture. We owe it to those who saw their worst fears realized in the presence of a soldier.

Abandoning this martial culture is also essential because the increased presence of soldiers in our towns and cities promotes a combative attitude that does not favor development. It suggests that problems are best solved by fighting an enemy, rather than building in solidarity with friends and neighbors. It teaches that conquests are attained with weapons, shouts, and threats, as opposed to words, respect, and tolerance. The militarism of the region's culture is a regressive and destructive force, one that needs to be replaced with a culture of peace.

Latin Americans must look in the mirror and confront the reality that many of our problems lie not in our stars but in ourselves. We must lose our fear of change. We must embrace entrepreneurship. We must learn to trust. We must strengthen our commitment to democracy and the rule of law. And we must abandon the military practices that continue to rub salt into the wounds of our past. Only then will the region finally attain the development it has so long sought.

Copyright © 2002-2010 by the Council on Foreign Relations, Inc.

"Trabajar es sensacional", capítulo de mi libro "Ganas de vivir"


Este es el primero de una serie de videos en los que comento brevísimamente el contenido de algunos de los capítulos de mi último libro.

Gracias episcopales a Julián Rodriguez Orihuela, benefactor, que realizó la tarea ardua de la grabación y edición de este material.

domingo, febrero 13, 2011

¿Piratería? No, cambio del mundo.


En la última década, las ventas de discos en los Estados Unidos acumularon una caída superior al 50% y la baja en la demanda no es compensada por una suba de los formatos digitales. De acuerdo con los datos aportados por la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, el 95% de las descargas de música por Internet a nivel mundial continúan siendo ilegales y lo que es más preocupante: en 2010 se redujo sensiblemente el crecimiento de las ventas digitales legales, con una suba interanual de sólo el 6%, contra el 12% que se había registrado en 2009.

de "Otro golpe al negocio de la música" de La Nación: aquí

jueves, febrero 10, 2011

Curriculum y perfil


¿Qué diferencia hay entre un curriculum y un perfil?

En el CV consta, de manera precisa y formal, todo lo que uno ha hecho.

En el Perfil se presenta la personalidad, preferencias, etc. Logros también, pero emplazados de otra forma...

¿Qué diferencia ven entre lo uno y lo otro?

martes, febrero 08, 2011

Escepticismo


El escepticismo es la no aprobación de la existencia, el miedo es la emoción que expresa esa posición y la crítica su manifestación de conciencia cotidiana. Junto con la queja. Si el individuo logra situarse aceptando el desafío de su existencia supera esas debilidades.

lunes, febrero 07, 2011

Tengo una individualidad


Todos tenemos una individualidad. Es como tener un campo: se la puede trabajar y hacer surgir una gran riqueza o se la puede abandonar.

domingo, febrero 06, 2011

Valores

Valor, entusiasmo, amor, creatividad, aprobación, deseo, ganas, posibilidades, encuentro son los valores que tienen que ver con el desarrollo existencial.

sábado, febrero 05, 2011

Ansiedad, divino tesoro


La ansiedad es niebla para el foco. Foco es deseo concentrado, tiempo excitante pero ordenado, fluyendo en una dirección.

viernes, febrero 04, 2011

Foco + Emoción


Querer o desear, según Hicks: enfocar tu atención o pensamiento en un objeto, a la vez que experimentás una emoción positiva.

miércoles, febrero 02, 2011

The Bad Plus - 1979 Semi Finalist


Cuando conocí su primer disco me impresionaron mucho: un grupo de jazz tocando como si fueran rockeros. Después me aburrieron un poco. Ahora me crucé con este tema y volví a quererlos...

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