La exigencia como aliada
Cuando uno es chico entiende que toda exigencia es negativa. El paraíso es que te dejen tranquilo. Pero después uno madura y se da cuenta de que el problema no es la exigencia en sí, sino qué es lo que la exigencia pretende construir, o bien, en dónde se deposita, cómo se expresa.
Uno se da cuenta de que los demás no son necesariamente una intromisión y una molestia, que pueden ser aliados o cómplices de los deseos y los logros. Y llegamos a tener a la exigencia como una aliada. Nos gusta y nos sirve plantearnos metas que pidan esfuerzos. Porque hemos logrado separar el esfuerzo del sacrificio.
Foto de Luciano Menardo: Link.
2 comentarios:
Separar el esfuerzo del sacrificio, muy bueno Ale!
Bellísima entrada, y la foto del bebé al volante es genial.
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