Nietzsche, Vattimo y la enfermedad de la historia
A continuación un fragmento del ensayo de Vattimo (pensador italiano) sobre Nietzsche, en el que se describe la enfermedad de la historia y sus nocivos efectos:
La enfermedad histórica es una especie de extenuación que se manifiesta en una civilización que, por exceso de estudios y de conocimientos del pasado, pierde toda capacidad creativa. Ésta, según Nietzsche, es la situación de nuestra época: el enorme desarrollo de los instrumentos de conocimiento histórico y la cantidad de nociones y documentos disponibles en torno a las épocas pasadas han reducido gran parte de la cultura, como se ve por los planes de estudio, a ser simplemente «historia de la cultura», sin impulso productivo ya.
La extrema conciencia histórica, de hecho, mata en el hombre la voluntad de crear algo nuevo, le produce una especie de parálisis que nace de la pérdida absoluta de la confianza en sí mismo y en su obra. «Un hombre que no tuviera en absoluto la capacidad de olvidar, que estuviera condenado a ver en todas partes un devenir; semejante persona ya no cree en su propio ser, ya no cree en sí mismo, ve que todo se desintegra en puntos móviles y se pierde en este torrente del devenir: como auténtico discípulo de Heráclito apenas se atreverá a levantar un dedo. A toda acción le corresponde el olvido».
La conciencia de sí como momento transitorio de un proceso, como punto inmerso en un fluir que desde el pasado conduce al futuro, como resultado de lo que ha sido y etapa preparatoria en el camino de lo que será -todo esto es, justamente, enfermedad histórica y, paradójicamente, quita toda capacidad de «hacer» historia, que es la capacidad de elevarse por encima del proceso, decidiendo y creyendo en la propia decisión-. La acción histórica no resulta imposible sólo por la visión del perpetuo fluir: cuando a este fluir se le asigna una dirección y un significado, la decisión individual pierde también todo sentido, e incluso crece la devoción al hecho, el servilismo hacia los poderes triunfantes, la sumisión al devenir y a sus leyes, el optimismo y la apología de las cosas como son.
«Quien no entiende hasta qué punto la historia es brutal y sin sentido, tampoco podrá entender el impulso para dar un sentido a la historia». El verse como etapa de un proceso dirigido a un fin que trasciende a los individuos es sólo un intento de encontrar un significado dado en la realidad de las cosas, cuando el único significado posible es el que el hombre se asigna con su propia creatividad.
Me encanta esta versión de la historia. En mi libro "Amor y país" desarrollo ideas similares, en otros términos. Siento que estos argumentos destruyen la absurda pasión por remitir todo a la historia y a la memoria, como si no fuéramos personas si no fantasmas. Eso terminamos siendo, si dejamos que el progresismo, las ciencias sociales y el marxismo nos den su versión de los hechos. Este texto es un buen antídoto.
Link: El nihilismo y el problema de la temporalidad, de Vattimo.
Link: Nietzsche en castellano (genial página llena de material).
Link: comentario sobre "Amor y país"
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