Mujeres futboleras, padres futboleros
Que los hombres sientan que el fútbol es una cosa importantísima y le dediquen horas de pensamiento y diálogo, bueno, es algo digamos inevitable, característico de las sociedades numerosas. Pero que las mujeres se hayan acercado a ese perfil, que sepan de equipos y jugadores, que vayan a la cancha, que se posesionen siguiendo la evolución de un campeonato, es un hecho triste y lamentable.
Las pobres lo hacen para acercarse a esos hombres esquivos de la intimidad, que piensan en patadas y pelotas como si nunca hubieran crecido. Los necesitan, y por eso van incluso a seguirlos en sus intereses empobrecedores. Pobres mujeres que por no perder a sus maridos o por hacerse merecedoras del amor de un padre que no sabe qué hacer con una nena (o por tener de qué hablar con novios imbecilizados en el deportismo corriente) empiezan a simpatizar con una camiseta.
El fútbol (el deporte en general) hace que padres e hijos -o hijas, aun peor- tengan tema, en relaciones que tendrían que ser capaces de abordar las riquezas infinitas que ofrece el mundo y la vida. Es muy corriente que un padre se relacione con su hijo a través del fútbol, y no está mal, pero es poco. Para muchos, así, el fútbol termina por ser una forma de acercarse a papá, y encuentran en el amor por un equipo una forma de manifestar y vivir un amor por el padre que de otra manera no encuentra camino.
Otro pensamiento poco conveniente: que una persona sin educación, sin posibilidades, se impregne del futbol es una cosa, pero que una persona educada, llena de posibilidades, lo haga, es expresión de una limitación importante. Es la costumbre social de rebajarse a costumbres toscas para congraciarse con todos, pero también una manera de eludir la responsabilidad de intereses más ricos y más exigentes.
Es mi opinión, ¿por qué no voy a poder decirla?
(Hay muchas cosas que se pueden compartir con los hijos: el amor por las formas, por los paseos, por la naturaleza, por la literatura, por las imágenes, por las ciudades, por los proyectos, por las ideas, por las máquinas, etc)
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