Subir la apuesta
Puede parecer un poco grandilocuente plantearlo así, pero me parece fundamentalmente cierto, y muy aprovechable en situaciones laborales y amorosas, por ejemplo. Me refiero a la idea de que a un mayor nivel de peligro o de necesidad debemos responder con un nivel mayor de osadía y de juego. Por lo general la reacción más común y temerosa, cuando un problema aparece en el horizonte, es la de achicarse y disimular. Pero la reacción más productiva y saludable sería la inversa: dada una cierta dificultad subir la apuesta en vez de bajarla. Si algo salió mal jugarse más en vez de retroceder. Digo que tiene sentido para el trabajo porque me parece la mejor conducta para quien no tiene trabajo: en vez de buscar cada vez trabajos menos significativos, enfrentar su ausencia pariendo un plan nuevo y ambicioso. Y lo mismo en el amor: si algo trastabilla aprovechar para querer más, para osar la movida que mejor representa el deseo propio.
Hay que eliminar el reflejo condicionado con el que nos hacemos los pobrecitos.
(El cartel es, como se lee, de un recital de Hendrix, un espíritu inspirador para ser capaz de estas actitudes).
1 comentario:
mmmmmsí. despende con los recursos emocionales con que cuentes para enfrentar. a veces son pocos, y nos es hacerse la víctima, a mi edad, es tratar de encontrar recursos nuevos. en eso estamos
beso
laura
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