Rio de Janeiro
Mi amigo Miguel G. estuvo en Rio de Janeiro hace poco -ciudad a la que adora y conoce bien- y al volver me contó que había alquilado un auto, que había hecho una mala maniobra y chocado una 4 x 4, que se había bajado temiendo por su vida (porque parece que estaba en una zona peligrosa) y que el conductor de la camioneta agredida había tenido la mejor de las actitudes, invitándolo incluso a tomar una cerveza. Cuanto tenemos por aprender de los brasileros. Y eso que ya aprendimos bastante: ¿por qué hasta hace apenas un par de décadas atrás no se tomaba sol en las plazas de Buenos Aires y hoy es lo más común del mundo? Porque las juventudes de las generaciones más recientes tuvieron su viaje iniciático a Brasil, a aprender otro modo de relacionarse con la vida. En otra época el viaje era a Europa, y traíamos otras virtudes, pero hoy curtimos verdades más cercanas.
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