miércoles, julio 20, 2005

Uno y el cambio


Ayer en la segunda clase del curso “Ver (y vivir) lo nuevo” trabajamos sobre el libro de Peters llamado “Re Imagina”, ya mencionado en este blog (ver primer post) .

Peters comienza su libro reflexionando acerca del impacto que tuvo para las fuerzas armadas norteamericanas el atentado del 11 de Septiembre. Ese día quedó claro el fracaso de una organización inventada para otra era. Cita Peters a Bill Owens, ex vicepresidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor: “Nuestra estructura militar actual es una estructura desarrollada y diseñada esencialmente por Napoleón”. Estructura adecuada para enfrentar a otro gigante bélico, la Unión Soviética, pero inadecuada para los nuevos enemigos, móviles, inlocalizables.

Peters empieza su libro por ahí porque encuentra en ese caso la prueba concluyente de que pese a que los tiempos hayan cambiado nosotros seguimos teniendo estrcturas anticuadas y porque esa evidencia debe estimularnos para repensarlo todo. Estamos involucrados en un cambio cultural que nos atraviesa y al que hay que es necesario responder de maneras nuevas. La educación, la política, la salud, la intimidad, la comunicación, el trabajo, todos estos ámbitos requieren enfoques nuevos, palabras nuevas, planteos adecuados a la realidad actual. Es necesario que nos despojemos de la inercia que nos lleva a ver repetición donde hay en realidad novedad.

¿No es también un planteo que favorece el crecimiento personal? ¿No es una persona, cualquiera de nosotros, también una estructura que requiere actualización constante? ¿No es el deseo propio el origen de un movimiento que pide pensamientos renovados todo el tiempo?

3 comentarios:

Claudio dijo...

Un placer (re)encontrarte en un sitio "más relajado". Comparto los pensamientos que citás del libro, sin embargo me provocan algunas inquietudes, aunque tal vez sólo formales.

Decís que "estamos involucrados en un cambio cultural que nos atraviesa" y comparto esa opinión, aunque reconozco que tiene una dificultad intrínseca. Me parece, pero es sólo una impresión (inmadura aún) que al aceptarla estamos aceptando que la cultura la hacen otros, como si nosotros no tuvieramos parte en su construcción o no formáramos parte de ella.

Estoy escencialmente de acuerdo en festejar la novedad para apropiarnosla (si es que corresponde, no todas las cosas por ser nuevas son mejores). Pero huelo cierto tufillo de desprecio y exclusión por aquellos que quieren (digo quieren y no queremos) permanecer inertes; es como si no formaran parte de "la cultura".

"La cultura" somos todos, incluso los que prefieren no cambiar o ya no pueden hacerlo. De esta manera, si hay una parte de la sociedad que permanece inmovil entonces quizá no sea demasiado cierto que todo está evolucionando o que lo haga a un ritmo tan acelerado como una primera mirada parcial pudiera hacernos creer.

La noción de crecimiento es imposible sin la de cambio y el progreso personal y social como manifestación de dicho crecimiento siempre es deseable y posible, pese a lo que sostengan algunas modas intelectuales. Sin embargo, me parece que la hipótesis "la sociedad evoluciona y hay que adaptarse" aunque verdadera, es parcial, porque hay personas que, como dije, no pueden o no quieren modificar sus estructuras mentales y podríamos hacerlos sufrir si de todas maneras los obligamos.

Por eso, es necesario y deseable que permanentemente propongamos nuevos enfoques a nuevos y viejos problemas, seríamos suicidas si no lo hiciésemos, pero no deberíamos descartar las viejas estructuras porque seríamos asesinos.

Noesperesnada dijo...

Es interesante poder darnos cuenta que si nos salimos de los esquemas prtestablecidos podemos con pocos medios ser mucho más efectivos que los que poseen una gran estructura.
Esto puede ser valido para la crítica situacion que viven los paises centrales frente a los ataques terroristas, pero tambien puede ser valido para los negocios, para la politica y para la posibilidad que nos demos de incidir en la realidad cultural de la que somos parte.

ig dijo...

   La inercia aplicada al pensamiento: ¿el miedo? Una fuerza lo suficientemente poderosa como para hacernos dudar a todos y cada uno frente a cualquier manifestación del cambio.
   Para algunos, un excelente motivo para no innovar, para otros, el deseafío más elemental.

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