Aforismos
Un aforismo es una pieza en un rompecabezas. Es difícil de interpretar o captar porque se tiene la tendencia a esperar que el autor se explique a sí mismo, aclare todo, mientras que el aforismo es un género en donde el autor te tira una onda, pero no te satisface. Un género en donde no se trata entonces tanto de un autor sino de una actividad personal del lector. Es una autoría compartida, o una invitación a dar el golpe de estado que funda el pensamiento, a encadenar uno ese fragmento con las partes con las que amase su masa.
La sentencia o el aforismo aparece como un envase, como un marco, algo a lo que hay que dar contenido. Ese contenido es necesariamente concreto y personal. El aforismo llama al cuerpo propio, a las sensaciones y emociones, lo incompleto del aforismo es una gran exigencia para el lector, que tiene que darle vueltas. También es posible que en algunos casos el lector sea un tramposo, o sea pobre, y dé un contenido tosco a la idea, la haga parte de cualquier encadenamiento, forzando la sentencia. O no tenemos porque hablar mal de nadie, las sentencias son como los instrumentos: suenan según el arte del que la tenga entre manos.
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