Soberbios Kirchners
Algunos pensamientos elaborados en Hora Clave de ayer a la noche:
Una posible explicación para el tono soberbio y pedantón que usa Cristina en sus discursos (y también su marido), es que la simpatía o la admiración que han tenido por la lucha popular armada les hace adoptar ese nivel de exaltación y combatividad en su forma de expresarse. Armas no hay, no puede ya haber por suerte, pero quedó el tono iluminado y fascista que caracterizó a la izquierda de aquel momento. Lo consideran prueba de valor, de agallas, una forma de poner los puntos sobre las íes. (Hay que avisarles que las y griegas no llevan puntos…)
En ese esquema mental nunca existió el espacio para abrir diálogos o para aprender algo, en él la ignorancia y el afán de poder se justifican como expresiones de resistencia o lucha contra gigantescos peligros que se alucinan constantemente: las implacables “corporaciones” son las responsables del atraso (no nuestra idiotez, o el peronismo, las que serían versiones más verosimiles) y frente a ellas cabe todo tipo de desplante.
En ese esquema mental también se desvaloriza el diálogo o el aprendizaje (la sensatez de mirar las cosas como son) porque si se adoptaran conductas de ese tipo, superadoras del constantemente promovido enfrentamiento, no habría tampoco argumentación para la recaudación: amasar guita para la causa no es corrupción, es –para ellos- valiosa forma de lucha. La búsqueda de consensos daría forma a un cuerpo común de la sociedad, y el cuerpo común llevaría a reconocer que ese dinero sirve al desarrollo del país. En ese esquema mental se puede hacer negociados con buena conciencia porque se trata de cerrarle el paso al “capital internaciona”. En ese esquema mental hay mucha mala fe. Y mucha ignorancia.
Si, claro, cabe la aclaración: el trasfondo del objetivo de los Kirchner no es matar y hacerse matar, como lo era el de la lucha armada, sino amasar poder y fortuna. La ideología es cuestión de forma -determinada por sus identificaciones afectivas- y estrategia. Lo cual es, por supuesto, preferible.
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