martes, marzo 04, 2008

Andrés Cisneros sobre el conflicto Colombia - Venezuela - Ecuador

Este artículo de Andrés Cisneros fue publicado por Ambito Financiero. Se llama:

La resurrección de un Galtieri bolivariano.

El ruidoso coro de quejas de los presidentes de Venezuela y Ecuador porque tropas oficiales colombianas persiguieron y alcanzaron a un destacamento armado de las FARC hasta unos pocos kilómetros dentro de una selva ecuatoriana, apenas encubre su abierta simpatía por los insurgentes y la manifiesta imposibilidad de explicarle al mundo por qué esos grupos irregulares encuentran permanentemente refugio de hecho en territorio de esos dos países, sin que sus gobernantes muevan un dedo para impedirlo.

La oportunidad ha servido para que Hugo Chávez denuncie un caso de injerencia territorial, que no es en su país sino en otro, retire al embajador y ponga a sus fuerzas armadas en pie de guerra. Es el mismo Chávez que coopera abiertamente con las FARC y hace apenas un mes cometió la más grande injerencia posible en el conflicto, al invitar al mundo a reconocerlas como parte legítima de un conflicto intestino que no corresponde a su país sino a la vecina Colombia.

Como bien lo supimos en Malvinas, cuando un régimen autoritario ve complicarse su frente interno suele echar mano a la búsqueda de un enemigo exterior que le permita postergar los reclamos de sus propios ciudadanos.

La tantas veces repetida advertencia de un inminente desembarco de marines norteamericanos ya ha corrido la suerte de la fábula del pastorcillo mentiroso, por lo que ahora Chávez intenta lo mismo pero con una supuesta invasión colombiana.

Entre tanto, por una u otra razón, va perdiendo credibilidad la denuncia que atribuyó la epidemia de dengue no a las declinantes condiciones sanitarias del país sino a la malévola implantación norteamericana de una novísima súpercepa de mosquitos inmortales deliberadamente desarrollada por la CIA para que se dediquen a picar, impunemente, a todos los venezolanos. Macondo era un poroto.

Como bien han estudiado académicos de la talla de Carlos Escudé, América latina ha tenido relativamente pocas guerras entre estados pero sí numerosas convocatorias pre-bélicas bien ruidosas y mucho más para consumo interno que para matarse de verdad con algún vecino. La últimas en serio: Perú y Ecuador en 1995 y Malvinas en el '82. Y, como chirinada para el frente interno, la fracasada intentona procesista de invadir Chile en 1978, socapa de impedir el indigno avasallamiento de nuestra sagrada integridad territorial inmarcesible, luego de que sometiéramos civilizadamente el diferendo sobre el Beagle y después no nos gustó el fallo.

Ahora, Chávez afronta graves problemas en su economía, su gobernabilidad y su creciente aislamiento del mundo, por lo que, si efectiviza un conflicto armado formal, podrá distraer a mucha gente por un tiempo pero, a poco andar, su futuro podría adquirir una tonalidad más oscura que el petróleo.

Parece probable que, más bien, amenazando con convertir a su rivalidad política personal con Álvaro Uribe en un conflicto armado entre estados procure legitimar una abierta alianza con las FARC, para recuperar alguna capacidad estratégica y la perdida mística político-revolucionaria, ya fagocitada por el atractivo del narcotráfico, hoy mucho más convocante para los campesinos y desheredados que sobreviven como pueden en los territorios «liberados» de Colombia.

Desequilibrio

El progreso de una entente tan profunda con las FARC generaría un desequilibrio fenomenal en la región, mucho más peligroso para la estabilidad de Chávez que la de Uribe.

Chávez ha disminuido seriamente los ingresos de Venezuela y aumentado enormemente el gasto fiscal, no todo, ni siquiera mayoritariamente, dirigido al gasto social: lleva compradas tal cantidad y variedad de armamentos que, en varios rubros, supera ya a las fuerzas armadas del mismísimo Brasil.

Crisis interna de gobernabilidad, injerencia en asuntos internos de un vecino, desequilibrio militar en la región, alianza evidente con el terrorismo y el narcotráfico y una propuesta socialista de zarzuela, que aumenta el destino de marginación en que Chávez se ha venido embarcando de la mano de aliados como los hermanos Castro, Noriega, Ahmadinejad, Lukashenko y Kim Jong Il.

El primer conde de Marlborough, antepasado de Winston Churchill, fue un famoso guerrero de verdad, a posteriori popularizado en canciones infantiles -incluyendo a nuestra María Elena Walsh- más fácilmente pronunciable como Mambrú, que fue a la guerra. Chávez, que gusta tanto de invocar la gesta de Bolívar, quizá aprenda aquello de que la historia se da primero como drama y después como farsa.

Andrés Cisneros fue Vicecanciller argentino 1996/99

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No soy experto en relaciones internacionales ni mucho menos en historia colombiana.

No obstante he leido algo sobre la problematica del narcotrafico y grupos "revolucionarios" en Colombia.

Para resumirlo en un par de renglones se podría decír que: A principios de los 90' los grupos subversivos colombianos eran un actor marginal dentro de la problematica de aquel país; la violencia de aquellos tiempos era protagonizada por los carteles de la droga. La lucha contra estos (recordemos la muerte de Pablo Escobar) y su retiro dejo un vacio que fue ocupado precisamente por las grupos "revolucionarios" que vieron en el narcotrafico un estupendo negocio.

Antes los carteles de la droga: hoy los grupos guerrilleros.

esteban dijo...

No es broma. Juegan fuerte. Hasta el límite.
Cuando se lee aun por ahí que Chávez es un payaso inofensivo, a mi me entra pavor. ¿O acaso Hitler no era más que un “loco” que jamás haría nada serio?
Un tipo que acusa a un colega Presidente de “jefe del narcotráfico, asesino, ladrón,etc.” y que sin pensarlo dos veces – porque al fin encontró el pretexto que buscaba- ordena movilización militar a la frontera, acompañado, claro está por la estentórea voz del “muerto en vida”, que no duda en atizar “las trompetas de la guerra” , ese tipo es peligroso.
Por que ama la guerra, ama la guerrilla, ama la violencia, ama el escándalo, ama el conflicto, ama la amenaza, ama el desorden, ama la sorpresa, ama lo imprevisible, lo desmedido, la agresión, la provocación. Un tipo que arma un circo con la liberación de los secuestrados, que exige luego que las FARC sean reconocidas casi como un Estado (“Venezuela limita con las FARC”, afirmó, contento) y que ahora le rinde homenaje al jefe muerto por Colombia, ese tipo es un peligro que posiblemente en estas horas esté desencadenando una guerra sudamericana.
La irresponsabilidad de las izquierdas (duras o blandas, lo mismo da) dándole cobertura ideológica al pequeño Hitler caribeño, justificando, explicando, interpretando, matizando, coherentizando cada una de sus imposturas pasará a la historia como otro más, ni el primero ni el último, de sus desatinos.
Como un monstruo que se niega a morir, un dinosaurio acabado pero aun letal, la izquierda prochavista (toda la izquierda en realidad) está dando un espectáculo de una lenta y tétrica agonía.
Mirar, si no, la renuncia de Fidel, quien ahora, todas las semanas baja línea y obliga a su hermano a dar el triste espectáculo de un niño que debe pedirle permiso a su hermano mayor para “miniliberalizar algunos mínimos aspectos económicos de Cuba, no vaya a pensar que queremos dar un “paso atrás”, mi Comandante”
Mirar al trágico Ortega, llegado al poder con los votos de la derecha, abusador incestuoso, ahora reverdecido revolucionario.
O al joven y atlético Correa, enredado ahora en la peor retórica chavista.
O al Evo que proclama que agredir a parlamentarios “que no acompañan al proceso del pueblo” esta justificado, lo mismo que la muerte por robo, legislado por el viejo código quichua que pretende aplicar, al modo de la Ley Coránica, la Sharia.
Van en serio, no es broma. Se disponen a arruinar toda posibilidad de desarrollo latinoamericano, a poner monumentos al idiota latinoamericano en cada plaza, a aprender a discursear durante cuatro horas seguidas y a provocar al vecino, agredir al contrario, matar a la verdad.
Son de cuidado.

viajeros2006 dijo...

Tuve la suerte/desgracia de vivir en Bogotá durante 9 meses y puedo dar fe de que el estado de inseguridad e impotencia que se vive en Colombia es algo que no se puede creer si no se lo vive...

El miedo forma parte del dia a dia...

Argentina es un paraíso en Sudamérica... cuanto aprecie salir a caminar por Buenos Aires despues de volver...

Chavez es un pelotudo... es la mejor manera de resumirlo...

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