Ley Antitabaco
Estoy realmente muy feliz por la ley Antitabaco. Me importa menos el aspecto preventivo de la ley (sobre todo sabiendo que en los inicios el consumo se genera precisamente porque es insalubre y no por desconocimiento, está estudiado, es como un desafío), que la posibilidad de los que no fumamos de no ser abusados por las costumbres soberbias de los fumadores.
Veníamos padeciendo una especie de dictadura de los fumadores, que inundaban los espacios públicos con su humo podrido.
Ayer en Hora Clave hubo una discusión en la que mis compañeros de programa (Mariano y Luis) dejaron a mi juicio de lado sus inteligencias para defender lo indefendible, aludiendo a problemas externos al tema de la ley, tirándole mala onda a la aplicación de la misma (ellos, ambos abogados…) y fueron incapaces de entender que se trata básicamente de algo referido a los no fumadores, a los que desde ahora parece que se nos respetará más.
Respeto a mis compañeros de programa, pero cuando disentimos disentimos. Es la base del respeto, ¿no?, otra cosa sería fingir una relación sin vivirla.
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