Pasado y presente
La desaparición de Jorge López no tiene que ver con el pasado, y la verdad del caso no es que el pasado no haya sido vencido, sino que el presente tiene problemas que no sabemos abordar ni resolver.
La responsabilidad de esta supuesta presencia de experiencias del pasado, si se confirma lo peor, tiene que recaer de manera clarísima sobre el mismo presidente, que se ha especializado en vender ideas referidas a un mundo que había sido superado y al que consiguió reinventar.
Es una mentalidad que llega al 2000 y rebota para atrás, no puede pasar del lado de la realidad presente.
La reconciliación entre Montoneros y los militares es un tema metafísico. Es hablar de lo que no existe. Y no existe para casi nadie: solo una minoría nacional está atenta a estas cuestiones ya inexistentes. La gente está pensando en otra cosa: en como lograr su felicidad, en su situación amorosa, en sus hijos, en su trabajo o su falta de trabajo, en la inseguridad, en sus proyectos, en su depresión, en su entusiasmo o su enfermedad. No puede darse una reconciliación cuando los bandos ya no existen. Existen en la mente patológica de los que siguen viviendo en un pasado que ya no es.
¿Por qué plantean algo tan tirado de los pelos? Porque tal vez no saben tratar con el presente. Uno sigue pensando en cuando vivía con sus padres o en la novia o novio de años atrás sólo cuando no fue capaz de generar en los años siguientes situaciones de vida ricas e interesantes. El argumento de la memoria es el argumento con el que se intenta hacer valioso algo que es pura patología. Curémonos. Queramos vivir, Queramos nuestro presente.
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