martes, julio 29, 2008

Para qué tantos homenajes

Suena como una herejía, pero creo que es adecuada. Llegó el momento de decirlo, parece una enfermedad. La tendencia a hacer homenajes es un exceso de pasividad, de mistificación y contiene un ingrediente importante y nocivo de renuncia a sí mismo por parte de los homenajeantes. Renuncia o salvación: es muy eficaz dotar a alguien (más si está muerto o consagrado, ya agigantado por homenajes anteriores) de valores superiores para encontrar un lugar confortable en la admiración. Permite una acción débil, relativa, y suena meritorio. Hagamosle un homenaje a alguien y que nos dejen de joder… ¿Quién se va a negar? Te llamamos para que participes en el homenaje que le vamos a hacer a Francisco . Pero por supesto, cuenten conmigo!

Hay extremos ridículos, que contradicen la emoción supuesta. En el entierro de Neustadt, contra quien no hace falta tener ningún encono (¿para probar qué, además?), alguien propuso a la concurrencia, después de decir unas palabras, cantar todos juntos la música de la cortina de Tiempo Nuevo. Que es un tema de Piazzola, complicadísimo de recordar y de entonar bien: ¡lo pidió a un grupo de deudos! No cupo más dolor (lo ví por Crónica, pero lo imagino): desde ahí todo fue una mezcla de tosquedad y congoja fingida y en parte –algunos deudos reales debió haber, ¿o no?-.

Es lógico: hay un fallecimiento reciente y el homenaje parece indicado. Pero los ritos que rodean a la muerte son otra cosa. Alguien se fue, algo hay que hacer con el cuerpo, estamos todos shockeados, tristes, con miedo. En distintos grados y variables. El homenaje tiene otro ingrediente, algo de vicio, de producción de emoción reverencial. La impostura de los discursos, la gravedad actuada, el endiosamiento, la sensación de cosa refinada y culta, las ganas de mostrarse bueno y ser capaz de reconocer y valorar. El homenaje es como un truco de sensibilidad recalentada, un sensiblerismo poco verosímil, una representación de valor, una forma que roza la inautenticidad. Además, porque los reconocimientos valiosos son íntimos. Son reales mientras son íntimos.

Ilustra esta idea: de Chirico

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente artículo!!
Estoy muy de acuerdo (salvo con el detalle de que no creo que tener encono contra alguien sea NECESARIAMENTE para demostrar nada. Yo contra Neustadt tengo muchas).
Un ejemplo bastante claro es la izquierda argentina, que emplea del 50% de su tiempo al pedo, haciendo "sentidos homenajes" a gente que murió hace 90 años en alguna lejana región de Checoslovaquia.
Grán artículo.

Francis dijo...

tal vez se sienta bien hacer homenajez, yo que se.

au revoir

Julián Rodriguez Orihuela dijo...

El homenaje es una de las más claras formas de la solemnidad.

Anónimo dijo...

Alejandro: Coincido con el artículo....lástima que enseguida surgen los intolerantes de siempre. Pablito: Alejandro dió el ejemplo de Neustadt ¿a vos te parece que era de izquierda? por favor, sería sano que te saques las anteojeras ideológicas para opinar

Anónimo dijo...

hay varios puntos de vista, tambien es un momento de gran dolor para quienes pierden a un ser querido, y de pronto el homenaje es una forma de darle un poco de apoyo emocional al que perdio a alguien, un "acompaniar" a la persona que esta en duelo. no se si en todos los casos el homenaje es redundante o innecesario. habra casos que si.
Ramiro

10SEMANAS dijo...

A veces homenajear a alguien es decir en voz alta: te quiero. y listo.

Anónimo dijo...

Tal cual, ¿para qué tanto Peto Homenajem? (¡cuak!)

Anónimo dijo...

Sergio, no se de donde sacaste que dije que Neustadt era de izquierda.
Dije: Tengo muchos enconos contra Neustadt (y no creo que eso para demostrar nada, sino para ejercer mi derecho al disenso y la opinión).
Separadamente dije: La izquierda se la pasa haciendo homenajes.
Que vos hayas relacionado ambas cosas, corre por tu cuenta.
Tal vez se deba a que sos medio boludo, no lo sé.

Anónimo dijo...

Pablito: Medio boludo no, boludo completo debo ser por leer tantas boludeces (por ejemplo las que escribís vos) Te pregunté si pensabas que Neustadt era de izquierda, no afirmé que lo hubieras dicho (lectura comprensiva nene). Y te repito, sacáte las anteojeras ideológicas por un ratito...la izquierda no tiene el patrimonio de los homenajes inútiles.

Alejandro Rozitchner dijo...

Sergio: lo mismo lo podés decir sin putear, por favor...

Santiago Javier dijo...

Muy buen artículo...


Alguien me podría contestar esto: ¿ porqué se le hacen homenajes a Ricardo Arjona? ¿ No son los homenajes para los ya fallecidos? Y si es así, ¿ no seré una especie de ironía inconsciente de parte de sus fans?

Anónimo dijo...

Alejandro: Pido disculpas por el lenguaje, pero si leés un poquito más arriba vas a ver que no fui el primero en utilizarlo. Saludos. Sergio.

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