Sólo el entusiasmo nos hace ser (2)
También podemos localizar la fuerza del entusiasmo en el nivel de lo que solemos pensar como deseo. Cuando uno desea algo está, de alguna manera, manifestando un entusiasmo, se está proyectando en una experiencia y el nervio de esa fuerza del deseo es aquello que solemos aludir con la palabra entusiasmo. El entusiasmo es una línea de acción. Y la noción del entusiasmo como fuerza fundamental del sujeto, implica la noción del sujeto como proceso siempre activo, es decir, no como un yo ya determinado y cerrado sino como algo en constante movimiento. Una persona demasiado anquilosada en una imagen de sí misma es, o bien una persona que está dando testimonio de su incapacidad para vivir el entusiasmo y el crecimiento aparejado. La idea de la identidad como algo referido al pasado o al contexto social no conciben el movimiento del individuo en su función fundamental. Son versiones quietistas, temerosas, incapaces. La identidad es el deseo, la identidad es el entusiasmo.
Cuando uno se pregunta “¿quién soy yo?” está dando testimonio de un momento de angustia, porque para esa pregunta no hay respuesta posible. La respuesta o, mejor dicho, la disolución de esa pregunta, aparece con otra pregunta y, sobre todo, con su respuesta. La pregunta es “¿qué quiero?”. Uno nunca va a saber quién es, pero se va a olvidar de preguntarse quién es cuando se proyecte en el deseo. De esa forma va a ser plenamente, y no va a necesitar establecer un orden por vía de conciencia.
2 comentarios:
Sólo el entusiasmo nos hace ser?
Laura María Ventura
La pregunta es “¿qué quiero?”. Uno nunca va a saber quién es, pero se va a olvidar de preguntarse quién es cuando se proyecte en el deseo. De esa forma va a ser plenamente, y no va a necesitar establecer un orden por vía de conciencia.
Muy bueno, me sirve mucho leer algo así...
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