Identidad

Al tema de la identidad (remanido, hartante, convencional, ocasión de simplezas pretenciosas) habría que resolverlo así: lo que somos no aparece cuando recuperamos el pasado, cuando observamos la historia o cuando aceptamos los compromisos tradicionales, lo que somos aparece cuando queremos algo. Soy lo que quiero, no lo que mi pasado me dice que debo representar. Es más, el pasado que vale la pena está presente en ese mismo deseo sin tener que ir a buscarlo por una vía de estudio o de conciencia, aparece en la inmediatez de mi deseo, en el movimiento que me lleva hacia algún lado.

Cuando se trate de pronunciarse sobre el tema de la identidad en relación con la juventud, en esas circunstancias educativas difíciles, es bueno recordar que se trata sobre todo de alentar el pseudópodo del querer, del deseo, no de obligar a la gente (los alumnos son chicos pero son personas) a mirar para atrás.