martes, enero 24, 2006

Crear o criar

Preparando un artículo sobre el sentido de la vida recuerdo que en un curso que dí este año sobre el tema intenté responder a la pregunta por el sentido de la vida (que no es otra que: ¿para qué existo?) proponiendo una lista de acciones que constituyen la estructura del sentido de vivir.

Esas acciones son: querernos (no cada uno a sí mismo, como entendió un alumno en un momento de fuerte narcisismo, sino entre nosotros), crecer (madurar, lograrse, llegar a ser), mirar (este mundo raro, explorar, buscar), entender (llegar a integrar, mediante la comprensión, partes y complejidades), morir (madurar, alcanzar pleno poder, perderse, dejar caer y pasar lo que crece y pasa por nosotros), y otras que no quiero explicar aquí para no abundar: inventar, desplegar, mezclar, destruir, criar.

Criar, sí, no crear. Me pregunto si no sería más adecuado pensar a la creatividad como crianza que como invención. Es decir (y sin ánimo de descartar los modos en los que solemos pensar la creatividad sino con el de agregar otros), ¿no se tratará de alimentar y dejar crecer cosas, alternativas, perspectivas, que de alguna manera funcionan por sí solas, existen en la realidad más allá de nosotros? ¿No planteará la creatividad una tensión extrema al pedirnos que seamos capaces de hacer lo imposible, que es sacar de la nada algo? Toda creatividad, toda invención, podría ser vista como una operación de reordenamiento de elementos ya existentes, ¿no sería mejor considerarla así, no nos haría más flexibles, no resultaríamos estar más engarzados con el mundo?

Entiendo criar además sobre el fondo de la experiencia de ser papá, viendo que se trata de cuidar y alentar a algo que crece solo, que está decidido a crecer y sabe perfectamente cómo hacerlo. Es más, expresa al hacerlo un mecanismo de crecimiento que no podría ninguno de nosotros haber inventado. ¿Me explico, más o menos?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si el sentido de la vida se manifiesta en querernos, crecer, mirar, entender, morir, inventar, desplegar, mezclar, destruir, criar. Evidentemente se traduce en verbo, en acción. Por lo tanto la frustración y desesperanza que lleva la no realización deriva inexorablemente en la depresión, falta de vida.
Por otro lado, alimentar y dejar crecer cosas, que de alguna manera funcionan por sí solas es justamente el devenir de la existencia y el acompañar ese fluir de la vida.
Me cuesta pensarlo desde una visión artística. El libro que escribo, la música que compongo, la película que filmo; de todas formas serán creados en el universo. Lo que hace preguntarnos otra vez por el sentido final de la realización. Mientras la vida, nos acompaña al costado, sabiendo de antemano el plan final de la existencia.

Anónimo dijo...

Si bien no soy padre me interesa lo que dice Alejandro sobre lo hijos:si bien los padres les trasmitimos cosas, ellos van a ser como tengan que ser, y ahí radica el misterio de la vida. Saber que será un reflejo nuestro pero que a su vez algo diferente, mejorado, cambiado etc. Los padres únicamente deben supervisar ese crecimiento no manejarlo.

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