Preguntas y respuestas sobre medios de comunicación (parte 2)
¿Estás diciendo que la gente quiere que la engañen, acaso no queremos ante todo saber la verdad?
No, la mentira es un servicio público. Se ve claramente en el comportamiento de los candidatos: el que más verdad pone sobre la mesa no suele ser, históricamente, es el que más votos obtiene. El producto político que más vende es por lo general uno que apela al falseamiento de la realidad, porque de esa forma satisface a un público que prefiere una bella ilusión a enfrentarse con la realidad y sus dificultades. El político que miente, como el medio que reproduce falsedades o que promueve lo que suele pensarse como frivolidad, está dando a la gente lo que la gente quiere.
Entonces estamos mal, ¿no?
No, hay que entender y aceptar que las sociedades humanas se comportan así, que esto es parte del juego natural de las diferencias humanas. ¿No es en todas partes la televisión popular acaso expresión de la precariedad humana? ¿No es siempre el gran número de las personas de una sociedad poseedor de una capacidad reducida?
¿Y los que consumen muchos medios, es decir, los que están muy pegados a la tele o a la radio, o a las noticias?
Consumir muchos medios es índice de una cierta depresión personal. Sólo así se explica esta necesidad de situarse en una realidad representada y preferirla a una realidad concreta y más real. La creencia de que los verdaderos sentidos de la vida circulan por el diálogo social antes que por la experiencia propia, tan común, se apoya en una incapacidad (personal, no hay que culpar a la sociedad) de vivir en sí mismo y sentir la consistencia de los hechos íntimos o de las propias posibilidades existenciales.
¿Cómo puede entenderse la preocupación que la gente que trabaja en los medios siente por estos temas?
Muchos periodistas y productores expresan la idea de que los medios son responsables de la situación social porque, aunque la idea no sea del todo cierta, perciben que tienen un poder en sus manos y sienten el deseo de darle a ese poder un uso interesante. No es fácil pasar de la debilidad de la posición crítica a la fortaleza de una iniciativa, pero sería bueno que ese interés por el rol de los medios diera impulso al uso del poder que hay en ellos. Ese poder no es total, como ningún poder, pero permite intervenir en el diálogo social generando perspectivas nuevas, interesantes, que favorezcan el armado de otras experiencias. Más que intentar pensar cómo son los medios (pensamiento generalmente crítico y que considera a la forma real como forma que no permite la intervención propia, como forma cerrada) es necesario que empecemos a pensar qué queremos hacer con ellos y a darle forma, creativamente, a nuevos usos posibles.
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