Jimi Hendrix - Biografía 10
En los camerinos, a Jimi le interesó sobremanera hablar con Jerry Miller, de Moby Grape, al que había conocido en el Spanish Castle de Seattle. Bromearon sobre el tamaño del pecho de Gail Harris, una adolescente que solía cantar con los Fabulous Wailers. Después, esa misma noche, en uno de las muchas jams improvisadas, Jimi le pidió prestada a Miller su guitarra Gibson L5 para probarla. Jimi subió con la guitarra a un escenario alternativo rodeado de gente dormida. “Los del público refunfuñaron cuando lo vieron, porque no sabían quien era y querían dormir un rato –recordaba Eric Burdon-. Jimi se puso a tocar ese material melódico hermoso y triste, y lo hizo evolucionar hacia una jam alegre.”
Las versiones sobre los músicos que había en escena difieren, pero en algún momento de la noche el público somnoliento pudo ver a Jimi en el escenario con Ron “Pigpen” McKernan, de los Grateful Dead, Jorma Kaukonen y Jack Casady, de Jefferson Airplane, y, posiblemente, a Jerry García, de los Grateful Dead, interpretando “Walking the dog” y “Good Morning Little Schoolgirl”. “Entonces no éramos ninguna leyenda –recordaba Jack Casady-. Lo más extraordinario de Monterey fue que todos esos músicos se conocieron.” El domingo, Jimi encabezó otra jam en la zona de camerinos –durante el pase de los Grateful Dead- en la que figuraron Janis Joplin, Mama Cass, Roger Daltrey, Eric Burdon y Brian Jones, todos cantando “Sgt. Pepper´s”. “Metíamos mucho ruido –recordaba Burdon-, y Bill Graham. bajó del escenario para decirnos: “¡Callaos de una puta vez! Estáis ahogando a los que están actuando!””.
Aunque nadie pudo predecir la importancia histórica de Monterrey, Jimi era muy consciente de que el concierto representaba el debut de la Experience en Estados Unidos, y que en gran parte se la jugaban allí. “Para Hendrix fue un regreso un tanto extraño –observaba Noel-. Había dejado el país tocando en un grupo de versiones de rhythm and blues y volvía con un grupo de rock con dos chavales blancos. Un cambio muy grande para él.” Jimi no había conseguido triunfar antes en Estados Unidos, y el estrellato aún no estaba asegurado; el éxito en Inglaterra no garantizaba nada en Estados Unidos. Con ganas de destacar, Jimi se pasó la tarde pintando su Stratocaster con remolinos psicodélicos.
La organización de Monterey era bastante informal, y no se había decidido un programa definitivo para el domingo. Los Mamas and the Papas serían los últimos en actuar y Ravi Shankar iniciaría los conciertos, aunque no se sabía cuando iban a tocar Jimi o los Who. “Cuando los Who y Jimi llegamos a Monterey, todos teníamos unas ganas desesperadas de ser reconocidos –recordaba Pete Townshend-. Hacíamos actuaciones muy cortas y competíamos entre nosotros. En modo alguno quería salir después de Jimi.” Y Hendrix pensaba lo mismo, no quería salir tras los Who. Los Grateful Dead, que esa noche también estaban programados por la tarde, aceptaron tocar “en cualquier momento”. El organizador John Phillips finalmente decidió zanjar el asunto por el procedimiento de la moneda al aire. El ganador saldría en primer lugar y el perdedor, después. Los Who ganaron y Jimi fue el pobre perdedor. “Si me toca salir detrás de ti –le dijo Jimi a Townshend con una voz amenazante- voy a salir a por todas”. Jimi se largó en busca de líquido para encendedor, mientras los Who salían al escenario y montaban un tremendo concierto que los lanzaría al estrellato en Estados Unidos. Cuando Townshed destrozó la guitarra al final de la actuación, lo hizo con tanta furia que los pedazos cayeron sobre el cineasta D.A. Pennebaker, que estaba a diez metros de distancia.
Del libro: "Jimi Hendrix, la biografía. A Room Full of Mirrors", de Charles R. Cross
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