Nuevos ataúdes
Es evidente que la mejor prestación sería la de volver al muerto a la vida, cosa que por el momento no pueden hacer. Pero en estas nuevas características hay algo interesante por pensar y por comprender, que tiene que ver con la forma en la que podemos pensar y sentir la muerte.
Cuento:
Caso uno: una empresa italiana que diseña ataúdes (muy bonitos, por cierto) hace publicidad de sus productos con un almanaque en el que aparecen hermosas modelos poco vestidas y en poses provocativas junto a sus féretros. Parece que han despertado un interés inmenso, que llegan pedidos de los almanaques desde todas partes del mundo y que ahora han comenzado a exportar sus ataúdes, cosa que no habían pensado hacer ni creído posible.
Los felicitan por tener sentido del humor, o por poner junto a la representación de la muerte una representación de la vida. Me hace acordar que alguna vez leí de un hospital, creo que para personas mayores, en el que las sábanas tenían impresa la foto de hermosos cuerpos desnudos. Al parecer contagiaban vitalidad y las personas se veían estimuladas a mejorar. A curarse e irse del hospital.
Caso dos: cito de Infobae,
Un inventor filipino presentó un "ataúd multimedia" que cuenta con un aparato de vídeo conectado a Internet. Con éste, los parientes y allegados del difunto que se encuentren en el extranjero podrán mandar sus condolencias durante el tiempo que dure el velatorio.
El inventor, Antonio Andes, señaló que la pantalla también puede ser configurada para mostrar el retrato del difunto, vídeos con estampas de su vida o expresando sus últimos deseos.
Además, la pantalla, instalada frente al rostro del difunto, en la parte interior de la puerta del sarcófago, puede emitir música y películas para hacer más amena la ceremonia.
Ningún muerto se va a entusiasmar tanto con su lindo o sexy ataúd como para levantarse y andar, pero a mi me gusta que se le pierda un poco el respeto a la muerte, la emoción reverencial y aterrorizada. No creo que lleguemos a superar el temor a la muerte (ni me parecería sano hacerlo), pero me gusta ver asomar estas faltas de respeto, porque pueden conducir a emociones más interesantes y vitales.
Tener miedo, rechazar su avance o cercanía me parece bueno, inevitable, pero sin tenerlo demasiado claro siento que en estas variables atrevidas hay una actitud valiosa, que tiende a ubicar a la muerte más en el lugar de un hecho orgánico, natural, que en un pedestal de terror y seriedad demasiado siniestro.
Digamos que tal vez podemos avanzar y superar la representación de la muerte ligada a la culpa y la melancolía y acceder a un estilo más entero y vital. ¿es posible? Ni idea.
Link: Ataúdes multimedia