martes, septiembre 30, 2008

El fin del mundo (lejos, pero seguro)



Algunos descubrimientos galácticos merecerían la primera plana de los diarios. No la ocupan porque no alteran el curso de los días, al menos no en lo inmediato, pero deberían o podrían serlo dado el valor fundamental de los conocimientos que involucran. ¿Acaso no es más importante el descubrimiento de un nuevo y demencial agujero negro que un par de goles hechos una tarde de domingo en un planetita intrascendente? ¿No tienen más valor los datos que aporta un nuevo telescopio sobre la existencia de otros planetas en sistemas solares similares al nuestro que el desarrollo de un campeonato de tenis? Pero no hay, todavía, medios de comunicación intergalácticos, de manera que hay que conformarse con informaciones banales y seguir la tabla de algún campeonato o el avance de un jugador nacional en algún torneo internacional…

Que el sol es una estrella que en su proceso de muerte crecerá en tamaño hasta ocupar la actual órbita de la tierra, y que ese movimiento supondrá la extinción definitiva de nuestro planeta es algo que se sabe desde hace muchos años. La discusión actual examina dos hipótesis contrapuestas: si la tierra será atraída o rechazada por tal cataclismo, y en todo caso si sufrirá algún tipo de vaporización o podrá migrar hacia… ¿dónde? La cosa se complica porque el sol perderá masa al crecer, de manera que la gravedad que acercaría a la tierra hacia su insoportable calor y brillo no puede calcularse en función de la situación actual, ¿tal vez se debilitaría la atracción hasta dejarla escapar?

No hace falta hacer nada. No sólo por lo fatal e inevitable del proceso sino porque estamos hablando de algo que sucederá dentro de algunos años: 7.6 mil millones de años. Y además, la tierra no podrá ser salvada. Ni siquiera, probablemente, intentando, como imaginan algunos, llevar el planeta hasta una órbita segura, como la de Marte, cosa que tomaría mil millones de años hacer y nadie, supongo, sabe si tal cosa sería posible.

Esta excitante información fue tomada del número de Septiembre de este año de la revista Scientific American, y además del interés que despierta el tema y la magnitud de los hechos, es traída a la atención de los lectores para poder esbozar una inquietud que creo debe ser compartida por muchos.

Desagradable, difícil, incómodo, intolerable, es imaginar la propia muerte. Es el final personal y es el final de una experiencia que uno querría continuar. Pero la imaginación de la extinción del planeta, mejor dicho, de la inevitable extinción del planeta, produce sensaciones distintas, un desconsuelo de otro tipo, tal vez mayor. ¿Por?

Que yo no sea ya más, pero que el mundo continúe, es de algún modo una representación que pertenece al orden de encadenamientos conocidos. Y, sobre todo si uno ha tenido hijos, puede sentir que se continúa en los demás, que lo individual se pierde en la nada pero que sigue habiendo un escenario humano. Que se trata de una aniquilación individual, pero no del final de lo humano. Que la humanidad entera vaya a desaparecer (cosa que no está incluida en el aniquilamiento del planeta pero que sucederá de alguna manera en algún momento) genera una angustia más extrema y nos lleva al límite de lo pensable.

¿Para qué todo, entonces? ¿Qué sentido tiene un planeta que está condenado a una muerte segura? Pensar en un universo sin mundo es distinto a pensar un mundo sin mi, y aunque en los dos casos mi existencia suprimida no va a darse cuenta de nada, desde la perspectiva de los vivos el fin del planeta (y aun el menos pensable fin del universo) produce una conmoción del ánimo.

Todo lo que existe está sujeto a su aniquilamiento temporal, y eso no le quita de ninguna manera sentido a su ser. Eso sí: lo transforma. El sentido proviene de la existencia posible, de la existencia temporal afirmada y entendida como tal, de su relatividad, de su presente, de su forma real. Mal camino es pretender obtener sentido por la vía de una eternidad imposible. De todas maneras la diferencia entre finales (el propio, el general) da lugar a distintas emociones. La sensación de soledad y desolación asociada al término de la vida planetaria, siendo lo más natural y esperable, nos adentra en sentimientos casi psicodélicos. Desde esa perspectiva entendemos bien el sentido de aventura de la vida, y nos acercamos sensiblemente a la verdad que Rilke expresara en un poema de juventud: “No trates de entender la vida, entonces será como una fiesta”.

Link: The Sun Will Eventually Engulf Earth - Maybe

(Ilustré este post con el video de un bajista haciendo la parte de bajo en Lady Sun, de los Earth, Wind & Fire, para que el posteo no me quede melancólico y se haga patente lo de "fiesta", más allá del concepto escrito...)


14 comentarios:

Unknown dijo...

No encuentro nada que suscite mas a la imaginación que todo lo referente al Universo.

Ser testigo de un inmenso y vasto cielo estrellado, es un gran momento; mas si se tiene en cuenta que lo que se esta contemplando es el Universo. Las zonas montañosas son las mas indicadas para ello.

Mucha gente siente una especie de angustia, al contemplarlo. Su inconmensurable vastedad y sus trampas en el tiempo, provocan miedo. ¿Será porque como seres encerrados dentro de la cápsula de un pseudo mundo controlado, tal vastedad nos informa de lo ilusorio del concepto?.

Como sea, tampoco hay saber que se iguale con el saber del Universo. Ciencia dura, plagada de ecuaciones y paradojas que te hacen doler la cabeza al tratar de entenderlas, pero que encierra la mayor belleza de la curiosidad humana.

Ese monito desnudo en medio de una noche plagada de peligrosos depredadores, se hizo tiempo y espacio para interrogar al cosmos y no se detuvo hasta llegar a conclusiones inasibles en la realidad física de su mundo. Cosas tales como el Big Bang, los agujeros negros, la curvatura del espacio-tiempo y otras tantas, es una señal esperanzadora para esta especie que a veces va para atrás, pero que cuando va para adelante lo hace de una manera tan exquisita.

La tierra se extinguirá un día, es cierto, pero tal vez nosotros podamos eludir ese destino. Así como causa tristeza la desaparición de nuestro planeta, mas tristeza causa la desaparición de toda esa experiencia biológica que se desarrollo en ella. No me calienta tanto la piedra, pero si me calienta la vida.

Ojala la humanidad no se detenga en la evolución de su saber cósmico, quizás de esa forma encuentre una salida al inexorable destino de la desaparición.

Recomiendo un libro muy copado sobre el tema: El Tao de la física del Fritjof Capra, un físico experto con una veta filosófica muy hermosa. Lo que se aprende en ese libro, amortiza con creces el precio de su compra.

Para los amantes de lo cósmico aquí va un sitio imperdible:
http://hubblesite.org. El sitio del telescopio mas hermoso que se haya construido. Las imágenes son realmente impresionantes.

Anónimo dijo...

Nietzche creo que diria que uno debe darle sentido a su vida, que no hay un sentido que este dado en forma externa. En ese sentido, cuando hablas de futbol o tablas de posiciones, etc, yo no lo veo problematico eso. Es un sentido, vos lo llamaras superficial, pero el tuyo quizas no es menos superficial mirado desde otra perspectiva. Y si se acaba el mundo, creo que con mas razon habria que abocarse a lo simple, al dia a dia, a los carinios, a los amores, a la belleza. Yo creo que cuando uno se aleja del cuerpo, en general por medio de mucha intelectualidad o ego, es cuando se pierde de vista la mortalidad. Como experimento habria que leer diariamente la seccion de la gente que se muere (obituaries, no me acuerdo como se llaman en castellano). Creo que te recuerda de tu propia mortalidad.
RL

Ximena dijo...

¡buenísimo!
mamasaurius

Anónimo dijo...

tu esposa es linda e inteligente, y el blog que tiene es muy lindo, la verdad.
saludos,
RL

Anónimo dijo...

Considero que el futuro evolutivo encierra tramas complejas y fascinantes absolutamente relacionadas al futuro del ser humano.

¿Cómo va a ser la especie dentro de 5000, 50000 o 10000000 años? Extremadamente distinta a cualquier atisbo que intentemos ahora.

Eso sería algo digno de verse, sin dudas.

Anónimo dijo...

Me predispue a leer ese choclo de palabras que escribiste, empecé y y decia que el agujero negro era mas importante que los goles, no se.. MENTIRA!!! Quien dice que es mas importante? YO.

Anónimo dijo...

Alejandro,
Una consulta: una vez hiciste un comentario sobre (algo asi como) que parte de la filosofía del entusiasmo se apoyaba en el hecho de ver todas las cosas como algo que ayuda; por ejemplo, el cajero me ayuda a sacar plata..un libro a aprender...la radio a mantenerme informado...etc.etc. Podrías recordarmelo en tus palabras?
Nicolás

Alejandro Rozitchner dijo...

Nicolás: fijate aquí
http://100volando.blogspot.com/2006/11/declaracin-docente.html

Saludos

Anónimo dijo...

Pienso que la exploración del universo es parte de la exploración del propio cuerpo. La búsqueda de la "inmortalidad" no es más que un intento de autosuperación, la tensión interminable que nos impulsa explorarnos y a recrearnos a nosotros mismos.

El fútbol es un reflejo de esa búsqueda (o de esa "recreación"), superficial y efímera, pero placentera para los que temen explorar más allá. Hacia lo desconocido.

Abrazo,
Cristián

Anónimo dijo...

Què capo Dexter
Saludos camperos.

emilio

Anónimo dijo...

Una cosa es segura: el peronismo y sus sindicatos seguirán existiendo. Ya veo al tatara-infinito-punto-rojo-nieto de Moyano haciendo algún paro de camiones para que la tierra pegue la vuelta.
Ja! y así será!

Unknown dijo...

Emilio, si sos del campo, entonces te sobran hermosas noches para contemplar las estrellas, de modo que el capo sos vos. Yo apenas tengo un cm3 de cielo desde mi balcón. Por suerte, hay banda ancha.
Un saludo urbano

Anónimo dijo...

Gracias Alejandro,
Justo lo que buscaba.
Un saludo,
Nicolás.

Anónimo dijo...

yo quiero que me congelen como a walt disney y que me despierten en un millon de anios, hagamos una cita, una cita con rama!
Cogo, yo.

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