jueves, septiembre 25, 2008

El alcohol en nuestras vidas



Habiendo champagne, vino y cerveza (y agua, nada de boludeces), la bebida más elegida en la fiesta fue… ¡el vino tinto! Por varios cuerpos… ¿Cómo entender esto? El vino tinto tiene algo de básico y maternal, de calidez, de confianza. El champagne es genial, festivo, excitante, pero a veces deja pagando. No siempre cae bien, la sensación de felicidad que uno espera de un consumo alcohólico a veces no aparece. ¿Y la cerveza? Es un alcohol más tranquilo, más lento, como una barca en el rio, fresco… Porque no vamos a negar que el tilín de la ingesta de alcohol es el efecto que produce, más allá -o más acá- de su sabor. Uno bebe para sentir esa embriaguez agradable. ¿Es una desinhibición, la que produce? ¿Cómo pensarlo?

Es una intensificación, como diría Nietzsche, de los sentidos, de las emociones, de lo que la máquina cuerpo + personalidad tiene para sentir. Porque a cada uno le pega según su sino (su destino). Hay quien se pone contento y quien se pone triste (no he visto muchos, la verdad). Las ingestas psicotrópicas, como el alcohol, la principal droga de la humanidad conocida, amplifican lo que hay, no inventan nada. Son como lupas para lo que hay, boosters, amplificadores, potenciadores de las emociones, ideas, sensaciones, pareceres, que cada uno tiene en su situación propia. Momentos de sinceramiento, más que de escape de la verdad, de un sinceramiento que a veces se recibe con gratitud, como un esclarecimiento, y a veces con efectos no tan buenos.

Sí, claro que sí, hay que decir que es malo. Es verdad, tiene sus cosas malas: el engorde, el descontrol (pero tenés que ser descontrolado de base, de antes, para descontrolar con el alcohol), el peso hepático o los triglicéridos. ¿Qué más? La resaca (pero tenés que haber tomado demasiado mucho…) Y lo peor: el consumo temprano, el consumo a edades que más darían para la ingenuidad y los deportes que para la embriaguez. Pero lo cierto es que los muy jóvenes también adoran la embriaguez, la buscan, la quieren, la tienen. Y que esto no es una característica diferencial de “nuestros tiempos” sino una constante humana: donde hay civilizaciones hay alcohol, y mucho.

(El video es el tema "Red, red wine", de los geniales UB40. ¿Cómo se llamaba el disco instrumental de ellos, que era buenísimo?)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde fines de Septiembre hasta principios de Marzo, el alcohol se convierte en algo obligatorio. Calor, jardines, noches de manga corta y alcohol.

Anónimo dijo...

yo no tomo alcohol casi nunca, no me gusta. pero me provoca mucha curiosidá ver cómo va haciendo efecto y trocando las personalidades, por ej, durante una fiesta o una noche de boliche ( de las que ya ni me acuerdo, je). me llama poderosamente la atención cómo empieza con el pepepepepe y el trencito de carnaval carioca y muta en acodados en la barra, si es que la hay, susurrándose sus fracasos: tal mina me dejó y aún hoy es el amor de mi vida... mi viejo se murió y nunca pude decirle "te quiero" y todo tipo de cosas de ese tenor.
no me gusta el alcohol, pero mencanta oCservar sus efectos!!! jajajjaja creo saber la essplicasao

Enrique Avogadro dijo...

las famosas puertas de la percepción de blake en los doors... para mi es exactamente eso, a ticket to ride.

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