jueves, mayo 07, 2009

"Premisas antipopulares", mi artículo de hoy en El cronista


Odio a Ibsen, porque se quedó con un título que yo quería para una novela: “El enemigo del pueblo”. Me imaginaba la historia de uno que odiara al pueblo, pero por las razones correctas. No porque quisiera sojuzgar a nadie, sino exactamente por lo contrario.

A falta de esa opción narrativa, algunas ideas de fondo sobre el tema:

1. El pueblo no existe: se trata de una abstracción, y de una que altera la realidad para hacerla caber en un molde dudoso. Esa suma general de individuos puede darse en la cifra de nuestros habitantes, pero no en un todo con valor político. Porque decir pueblo no es decir todos, es decir un conjunto con una vida particular, que además se muestra en asociación con otra serie de grandes palabras creadoras de ilusión: tradición, lucha, insurgencia, resistencia, represión, etc., conformando entre todas una constelación metafísica a la que comprendemos por haber escuchado desde nuestro nacimiento, aunque no por su consistencia real. El movimiento del concepto y sus asociaciones determina muchos escenarios, deformándolos. Los deforma porque alude a una entidad imposible: no hay deseo del pueblo, porque los abstractos no desean, ni hay resistencia ni nada. Lo que hay son personas, malamente sumadas sin criterio. Y también los deforma porque pone en el lugar del protagonismo a una entidad sin ser, realidad ni sustancia: el pueblo es una simulación entronizada en el centro de la vida cívica. Allí donde deberíamos lograr una realidad poderosa y eficaz ponemos un concepto vacío y generador de equívocos.


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Link: Premisas antipopulares

12 comentarios:

José Luis dijo...

Es buenísimo el escrito, y articula un montón de feelings que uno tiene al respecto, poniéndoles palabras y conceptos. Muy bueno.

Por lo del título del libro: ponele "El enemigo del pueblo". Ibsen no te robó el título, te dio la oportunidad de que lo resignifiques a propósito.Al final es mejor. Erich Fromm hizo lo mismo con "El arte de amar", que era un título de Ovidio (sobre cómo levantar señoritas) y él le dio el sentido que conocemos.

Saludos,
JL

Anónimo dijo...

El deseo del pueblo es casi siempre el opuesto del deseo del individuo. Porque exige sacrificio. Es como un Dios al que tenes que sacrificar tus propios deseos.
Yo creo que la gente que promueve honestamente esas formas de pensar no vive para logros, vive para "luchas", como les gusta decir. Les gusta hacer cosas no porque tengan consecuencias positivas sino porque los hacen verse y sentirse bien con ellos mismos. Son la esencia de la masturbacion.
Qué mejor que decir "yo lucho por el pueblo"? Es como decir "yo soy bueno con TODOS". No se puede ser más bueno que eso, me parece, te estas arrogando el maximo de virtud y autoridad moral posible. Identificarse con la voluntad del pueblo es el acto supremo de demagogia.
Y cuando el que se identifica con la voluntad del pueblo llega a ser gobierno, sin alterar casi su frase dice "mi voluntad es la voluntad del pueblo", y así pasa su enunciado a ser el acto supremo de tiranía.
Podríamos decir que el "pueblo" es el concepto complementario y justificador del tirano. Los individuos diferenciados no toleran la tirania, el pueblo la abraza.

Marcos Gaser dijo...

El uso que hacés del término "fascismo", que me parece muy correcto, me hizo buscar una definición que yacía semiolvidada en un rincón de mi cerebelo. Acá va:

El fascismo se define mejor como una forma revolucionaria de nacionalismo, una que pretende ser una revolución política, social y ética, fusionando al "pueblo" en una dinámica comunidad nacional bajo el mando de las nuevas élites infusas en valores heroicos. El mito central que inspira ese proyecto es el de que tan solo un único movimiento populista e interclasista de purificación, un renacimiento nacional catárquico (palingénesis), puede detener la ola de decadencia.

Roger Griffin, Nature of fascism, 1991.

Sorprendente como esta definición le calza como un guante al movimiento K.

Sergio R. dijo...

La idea de pueblo es una generalizacion, y como tal, poco precisa. Actualmente me parece poco útil y coincido con Alejandro en la mayoría de las cosas que critica, pero tuvo un origen válido ya que permitió logró un poco de justicia para un gran grupo de gente orpimida y explotada.

Va un paragrafo de Pascal sobre las categorías:

“El establecimiento excesivo de categorías es quizás la trampa más frecuente en que cae la razón humana. A partir de hechos insignificantes nos lanzamos a hacer magníficas generalizaciones.
Existe una base natural para esta tendencia. La vida es tan corta y la exigencia de adaptaciones prácticas tan grande que no podemos permitir que nuestra ignorancia nos detenga en nuestros asuntos cotidianos. Tenemos que decir si los objetos son buenos o malos por clases. No podemos tomar en consideración cada uno de los objetos del mundo. Tienen que bastarnos los rubros amplios y cómodos por más groseros y aproximados que sean.”

PEERO dijo...

Muy humildemente creo que cuando se habla de pueblo se hace hincapie en que no falten las posibilidades de acceso,que existan los medios necesarios para que cada uno pueda fluir sin tener que pagar fortunas y creo que es ahi cuando de los sectores,que no necesitan este tipo de posibilidades o de medios para fluir,se generan politicas de abandono que son justamente las que atentan todo el tiempo contra la idea de generar accesos ,contra las posibilidades para todos,es decir contra el pueblo.

Sr Cincuentón dijo...

No es casualidad que "el pueblo" es usado preferentemente por el movimiento que abusa de slogans y consignas mágicas, entre otras:

- La columna vertebral
- Evita está presente
- El primer trabajador
- Combatiendo al capital

Nacho dijo...

Hacete llamar "El anti-pueblo"!!

Bernard L. Madoff dijo...

Muy bueno, Ale.

La categoría pueblo subyuga al individuo y entroniza al líder.

fierro dijo...

Casi todo sustantivo colectivo aplicado a los humanos es conflictivo como lo es el colectivismo.

Si digo "público", en cambio, me estoy refiriendo a un grupo determinado con un interés determinado y que no menoscaba, en principio, a cada individuo que lo integra, implica un contrato, un acuerdo con fines determinados.

El término antipopular supone una división arbitraria entre clases y ya sabemos a quien le sirven las divisiones y el conflicto: a los psicópatas. Dividir para reinar. La división no es eficaz, no se enfoca en superar los problemas/desafíos, se enfoca en buscar víctimas y culpables.

Unknown dijo...

Tu idea de que el pobre no es bueno sino pobre me parece la más simple y a la vez la que más potencia tiene.
Felicitaciones por eso.

Miguel dijo...

Ale, solo se me ocurre una cosa: ¡Te felicito!

Anónimo dijo...

Me encantó la precisión que todo el progre-sismo (sic: por el temblor creciente que los caracteriza)ignora, y que está ahí nomás visible: "el pueblo es un concepto fascista". También habría que hacer ver de dónde provienenotros conceptos de la supuesta izquierda popular/populista:
- "El hombre nuevo"
y
- "La justicia social"
... ...
: Del nazismo.
Sí, muchachos. Revisen la historia.

Herr Klauss.

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