Fragmentos de mi libro “Hijos sin dios”: [CINCO] Ximena
El cuidado por los detalles y las pequeñas cosas de la vida de los chicos es lo que les da solidez afectiva, clima de contención, sensación de ser comprendidos, respetados. Y este estilo combina con sensibilidades terrenales. Siento que las posturas religiosas, preocupadas por los grandes valores, la trascendencia, pierden el día a día. En función de lo importante descuidan el momento en el que suceden cosas fundamentales, o directamente ni siquiera logran verlo.
Tener hijos es como volver a nacer.
Y criarlos involucrándose en el proceso de su crecimiento es como volver a crecer. Estando cerca de los hijos en la medida en que van conociendo el mundo nos acercamos a una nueva forma de sentirlo.
Para muchos que tuvimos estilos de crianza apoyados en mayor o menor medida por creencias religiosas, encontrarnos con hijos chicos y sin esas convicciones es todo un desafío. Poder reflexionar sobre qué mirada del mundo les vamos a presentar nos va a posibilitar repensarnos a nosotros mismos, redescubrirnos.
Link: "Hijos sin dios" en Bienvenidos a mi.
Link: Librería Capítulo dos.
1 comentario:
Te cito: "Siento que las posturas religiosas, preocupadas por los grandes valores, la trascendencia, pierden el día a día."
En mi caso, que tengo chicos, no es así. No vislumbro los "valores de la trascendencia" como algo ajeno a la vida diaria, por el contrario, la vida religiosa me abre la puerta hacia la gratuidad y la contingencia. De allí que trato de compartir el juego, las charlas, las inquietudes, etc.
Mi visión religiosa conlleva un agradecimiento hacia aquello que considero que es el misterio de la vida.
Saludos!
R.P.
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