"Nuevas personas, nueva política": artículo mio de hoy en El Cronista

Empieza así:

En plena crisis del post 2001, en el fragor del desastre anunciado, promovido y disfrutado, se me ocurría proponer la siguiente consigna: No votes nunca más peronismo ni radicalismo. Votá cualquier cosa, pero no esas. Me parecía un modo rápido y directo de establecer un nuevo punto de partida. Una forma de situar un standard distinto, superador. La renovación necesaria en una sola frase. Pero claro, una cosa es tener una buena idea y otra que el mundo te de bola. Cualquiera sabe cómo funcionan esas cosas.

Todo para decir que estamos en un momento radicalmente distinto a los anteriores (peronistamente también, claro): nadie sabe qué es un partido político hoy. Cuando se habla de la desaparición de los partidos, se lamenta la decadencia de la organización conocida, en realidad se está planteando mal el tema. La forma correcta de plantearlo sería esta: ¿Qué es un partido político hoy? Y sus derivaciones principales, las siguientes: ¿cómo se hace hoy para generar un colectivo político capaz de intenciones y de logros? ¿De qué forma puede darse entidad a valoraciones repartidas por la sociedad de manera de generar una fuerza política unificada y con vocación de más? ¿Qué puede nuclear a personas interesadas en participar hoy en la recreación social? ¿Qué es participar en un universo conectado vía Internet y tras varios períodos de presidencias democráticas continuadas, con sus quiebres, sus logros y sus fracasos? ¿Cómo es organizarse siendo argentinos, con nuestro estilo entusiasta pero canalla, creativo pero melancólico, inteligentes pero siempre críticos de todo? ¿Cómo hacemos para hacer? ¿Cómo logramos traducir nuestra queja en pasos que aporten? (Otra máxima inolvidable: quejarse es lindo pero no sirve para nada).

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